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lunes, 26 de julio de 2010

Los que no quieren casar a las parejas gays

Tras la aprobación del matrimonio igualitario en el Congreso de la Nación, jueces de paz y agentes del Registro Civil sugirieron que no acatarán la nueva ley. Las organizaciones sociales se aprestan a presentar denuncias y abrir causas penales.
Por Soledad Vallejos

Ante los ojos de quienes durante meses se opusieron a la sanción del matrimonio igualitario, los debates en la sociedad, el visto bueno del Congreso y la promulgación presidencial no tienen validez alguna ante “la ley de Dios”. Así lo han enunciado en distintos, aunque pocos (solamente cinco), lugares del país funcionarias y funcionarios que alegan una presunta “objeción de conciencia” para no aplicar una ley civil. Como sucedió durante el largo proceso que culminó con la sanción en la madrugada del jueves 15, la estrategia de los sectores integristas es insinuar y nunca decir. Jueces de paz, funcionarios del Registro Civil y hasta un gobernador han echado mantos de sospecha para no revelar que tras el reparo se agazapa el juicio moral, en una estrategia que se sirve de recurrir al discurso del Estado de derecho y las minorías para disimular el peso del prejuicio y las presiones eclesiásticas. Tal como pasó cuando la ley era proyecto y transitaba por las cámaras del Congreso, el rechazo a la igualdad tiene un perfil bien definido, tanto que algunas caras y palabras resultan conocidas y previsibles. Como sea, las acciones legales contra esos ejercicios de discriminación y supuestas rebeldías civiles están al caer, confirmó a este diario la presidenta de la Federación Argentina LGBT (Falgbt), María Rachid: en los casos ya conocidos, “vamos a presentar denuncias penales por apología del delito, y reclamos civiles a favor de los damnificados en caso de que nieguen turnos a las parejas, y reclamos por daños y perjuicios”.

María Rachid reconoce que, al empezar a trabajar para lograr un matrimonio inclusivo, la Falgbt estudió lo sucedido en otros países. “Por eso sabíamos que, luego de la aprobación, quienes se oponen tienen dos estrategias. Una es hacer presentaciones de inconstitucionalidad, que dijeron que van a presentarlas, aunque saben que no tienen muchas posibilidades de que eso prospere. De hecho, ya trascendió que de seis de los jueces de la Corte Suprema ya firmaron a favor del amparo presentado por Claudia (Castrosín Verdú) y por mí. La otra estrategia que usaron es la de apelar a las objeciones de conciencia o llamar a la desobediencia civil. Pero en otros países, así como se inició, esa estrategia se terminó inmediatamente cuando esos funcionarios fueron sancionados. En España, cuando uno de los jueces fue multado, en euros, se terminaron esas objeciones.”

–Aun cuando preveían reacciones de este tipo, ¿se sorprendieron?

–En realidad, en otros países hubo más. Pero tal vez la diferencia no tenga que ver con esa gente, sino con que acá la ley es muy clara sobre el tema y los funcionarios públicos se arriesgan a sanciones importantes. Hay que ver si alguno de los que salieron a hacer declaraciones cumple con lo que dijo. Decir que se oponen no implica nada.

–¿Es posible iniciar acciones legales contra quienes estos días anunciaron que se negarán a aplicar la ley?

–El Código Penal es claro. Hay dos artículos que aplican. El 248 refiere el abuso de autoridad: un funcionario público que no cumple con la ley que le incumbe de manera directa incurre en eso. El otro es el 249, de omisión de deberes de funcionario público. La sanción en casos de apología del delito implica prisión; la primera vez es excarcelable, si hay reincidencia el beneficio puede perderse.

–En el caso de Mendoza, el relevamiento de posibles objetores de conciencia que pidió Celso Jaque indicó que ninguno de los 108 funcionarios provinciales encargados de casamientos se niega a aplicar la ley. Jaque no volvió a mencionar el tema en público. ¿Qué pasará en ese caso?

–El Inadi de Mendoza envió una carta al gobernador pidiendo que ratifique o rectifique lo que declaró, porque de ser así cabe una denuncia por apología del delito. A principios de esta semana deberíamos tener una respuesta. De todas maneras, no puede sorprender a nadie que Jaque haya dicho eso. Ya ha hecho declaraciones discriminatorias y antidemocráticas en varias oportunidades, como cuando habló de impulsar la castración química y el registro público de violadores y debió retractarse a las dos semanas. Suele salir con exabruptos antidemocráticos y discriminadores.

–¿Qué podría suceder en el futuro cercano?

–Estamos convencidos de que, como en otros países, con el primer funcionario sancionado el recurso de hablar de objeciones se va a terminar. Sabemos que en todas las jurisdicciones va a haber funcionarios que casen a las parejas, ése no es el problema, pero sí vamos a buscar a los que no quieran cumplir con la ley. Es una actitud antidemocrática. Pueden estar de acuerdo o no, pero deben respetar la ley votada por el Congreso nacional. No es que uno no cumple la ley cuando no está de acuerdo.


Mártires ante el mal

“Aunque me cueste la vida”, declamó dramáticamente la jueza de Paz pampeana Marta Covella a poco más de un día de sancionada la ley, cuando se encargó de comunicar su disgusto al periodismo de su provincia. Por “cristiana evangélica”, dijo, no podía acordar con una ley capaz de regularizar “una relación entre homosexuales (que) es una cosa mala delante de los ojos de Dios”. La funcionaria del Estado agregó: “Me crié leyendo la Biblia y sé lo que Dios piensa (sic). Dios ama a toda la gente pero no aprueba las cosas malas que hace la gente”. Por ser “contrario a la ley de Dios”, el matrimonio igualitario no contará con su aquiescencia. Para esquivar posibles recriminaciones y sanciones, agregó que de todas maneras pondría “a disposición todo lo que esté a nuestro alcance” para que las parejas puedan casarse: “Alguien va a casar a esas parejas, si se presentan los pedidos, pero no seré yo”. La diputada Elisa Carrió respaldó la postura de Covella: “Tendría que existir esta supuesta objeción de conciencia, porque no habría que confrontar”.

Sólo unos días después, la encargada de una delegación sanjuanina del Registro Civil explicó a la prensa qué le indicaba su “formación religiosa”, puesta a trabajar como funcionaria. Autodefinida “defensora de la familia”, la encargada del registro en el Barrio Los Pinos (Chimbas), Angela de Herrero, afirmó que con la sanción del matrimonio igualitario “se nos ha complicado el trabajo”, por la tensión entre el imperio de la ley y el peso de los deseos personales. Su decisión, dijo, era no casar a parejas integradas por personas del mismo sexo, aunque sabe que por ello “podría recibir sanciones”. La señora lleva 37 años trabajados en el registro civil; 25 de ellos en Chimbas.

La rebeldía ante lo “contrario a la ley de Dios” se esgrimió en otro pueblo de La Pampa, Eduardo Castex. Allí, la jueza de Paz Telvi Ali Tás, en cumplimiento de una suplencia, dijo que no sabría qué hacer si su trabajo la impelía a casar a una pareja de varones o mujeres. “La verdad es que lo tendría que pensar muy bien, porque no lo acepto. Si me tocara hacerlo, me pondrían entre la espada y la pared. Me parece que lo pensaría muy bien” porque “va contra mis principios”, declaró a un diario. Y agregó que “esto (el matrimonio igualitario) va contra lo natural”, y que “nadie va a cambiar mi pensamiento”.

Clara como resulta, la línea argumentativa presupone que violencia es aplicar la ley civil de un Estado laico, en lugar de permitir que prime la perspectiva confesional. En nombre de la caridad cristiana, quienes no acuerdan con lo sancionado se proclaman víctimas de un orden social ajeno.


La rebelión de las conciencias

“La ley de matrimonio que aprobó el Congreso no incluye la posibilidad de la objeción de conciencia, pero al margen de eso, está en el orden jurídico la objeción de conciencia”, declaró el director del registro civil de Concordia, Alberto Arias. Funcionario público y “abogado canónico” que representa, entre otros, los intereses de la catedral de Concordia y las Carmelitas Descalzas (según él mismo ha contado), Arias conoció una efímera notoriedad días atrás al replicar que no casaría a una pareja de varones, pero sí a Alfredo Astiz (solamente con una mujer). “¿Por qué no lo voy a casar al pobre hombre? Si no, no se puede rezar más el Padrenuestro, si no perdonamos no podemos. ¿Hasta cuándo vamos a estar acusando?” El mismo abogado retomó argumentos sostenidos por jerarcas de la Iglesia Católicas: ampliar el matrimonio civil fue “un error” porque constituye “una especie de igualitarismo que no corresponde”. El “nuevo orden jurídico se va a respetar (...) se van a celebrar esos matrimonios. Pero no hay que obligar a nadie a celebrarlos”.

Esa misma lógica respaldó las intervenciones de Celso Jaque cuando encargó la confección de un registro de funcionarios que adujeran objeción de conciencia . Desde Misiones, el director del Registro Civil César Yaya, anunció que, aunque la provincia estaba lista para implementar la ley, su gestión procuraba no “incomodar”. “Tengo que cumplir con la ley en primer lugar –advirtió–, aunque voy a considerar a quienes tenga objeción de conciencia. Tampoco la idea es ponerlos en una situación incomoda, pero seguro que lo celebraremos con otra persona.”

De quienes se oponían la ley, sólo el senador Adolfo Bermejo parece recordar las disposiciones institucionales. “En la ley que fue promulgada –dijo–, ningún artículo hace mención a la objeción de conciencia. Sí lo tenía el proyecto de unión civil(N de la R.: precisamente ese artículo motivó un dictamen del Inadi en su contra, por inconstitucional) pero no en ésta finalmente.”

jueves, 22 de julio de 2010

Las parejas homosexuales podrán casarse a partir del 2 de agosto

Los registros civiles estarán habilitados para celebrar casamientos entre personas del mismo sexo cuando pasen los ocho días que deben transcurrir desde la publicación en el Boletín Oficial de la ley que los permite, hasta su entrada en vigencia. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner promulgó la norma ayer y hoy quedó registrada oficialmente, junto al decreto que ordena su reglamentación.

Los matrimonios entre personas del mismo sexo podrán celebrarse desde el 2 de agosto, el primer día hábil siguiente a los ocho días que deben transcurrir desde la publicación de la ley para su entrada en vigencia.

Sin embargo, aunque ya se puede pedir turno en todos los registros civiles del país, los plazos para celebrar los matrimonios variarán de acuerdo a las disposiciones que rigen en cada jurisdicción.

En la ciudad de Buenos Aires, los turnos se ortorgan con una antelación de 28 días, aunque ya se dieron algunos provisorios, según señalaron las autoridades del Registro Civil.

Con la entrada en vigencia de la nueva ley, el matrimonio se celebrará entre "contrayentes", con indepedencia de que sean del mismo o de diferente sexo.

El nuevo ordenamiento reconoce los mismos derechos y obligaciones para los matrimonios entre homosexuales o heterosexuales y establece que todas las referencias a la institución del matrimonio que contiene el ordenamiento jurídico argentino se entenderán aplicables tanto al matrimonio constituido por dos personas del mismo sexo como al constituido por dos personas de distinto sexo.

Precisa además que ninguna norma del ordenamiento jurídico argentino podrá ser interpretada ni aplicada en el sentido de limitar, restringir, excluir o suprimir el ejercicio o goce de los mismos derechos y obligaciones, a los matrimonios constituidos por personas del mismo sexo o formado por personas de distinto sexo.

Para la adopción, establece el mismo derecho para los matrimonios homosexuales o heterosexuales y puntualiza que el adoptado podrá llevar el apellido de los dos cónyuges y, si no hay acuerdo sobre cuál usar primero, se decidirá por orden alfabético.

Si hubiera sido adoptado por uno de ellos, llevará primero el apellido del adoptante, al que se podrá sumar el de la pareja. Dispone que en caso de separación en los matrimonios heterosexuales, el menor debe permanecer con su madre hasta los cinco años, mientras que en los constituidos por personas del mismo sexo será el juez el que deberá resolver teniendo en cuenta el interés del menor.

En cuanto a la responsabilidad como padres, los homosexuales tienen las mismas obligaciones que los heterosexuales y cualquiera de los miembros de la pareja puede ser demandado por prestación de alimentos.

Dispone también que en caso del matrimonio entre personas del mismo sexo, será optativo para cada cónyuge añadir a su apellido el de su cónyuge, precedido por la preposición "de".

Discurso de la presidenta en la firma del decreto de promulgacion del matrimonio igualitario

La Presidenta firmó el decreto de promulgación de la ley 26.618, que establece el matrimonio igualitario en la República Argentina, en una ceremonia que tuvo lugar en la Galería de Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario, de Casa Rosada. "Hoy somos una sociedad un poco más igualitaria" expresó la Presidenta.

miércoles, 21 de julio de 2010

“Ahora somos una sociedad un poco más igualitaria”

Hubo emoción y euforia. Hubo aplausos y ovaciones. Ante cientos de militantes de la diversidad sexual y un variado arco de invitados, la Presidenta puso su firma al matrimonio igualitario. “Hemos promulgado una construcción social transversal”, dijo.
Por Soledad Vallejos

“Es un momento muy especial para todos”, reconoció la presidenta Cristina Fernández, ante un auditorio de activistas de la diversidad sexual, celebridades, personajes de la cultura, la política y funcionarios que acababan de ver cómo promulgaba, al firmarla, la ley de matrimonio igualitario. Eran las seis y media de la tarde. Sobre la calle Balcarce, todavía serpenteaba una cola de invitados, pero los cientos que habían logrado ingresar alcanzaban para convertir el corazón de la Casa Rosada en una fiesta. Puertas adentro, de pie y entre aplausos, todas esas voces celebraban el instante transformándose en coro: “¡Igualdad! ¡Igualdad!”. Lo mismo, pero clamando nombres propios, había pasado un rato antes, cuando María Rachid, presidenta de la Federación Argentina LGBT (Falgbt), había pisado el escenario para entregar a Fernández un reconocimiento, y también en el momento en que la Presidenta había ingresado al salón. Durante media hora, la alegría inundó los rincones y echó por tierra cualquier intento de seguir un protocolo rígido. No fue la excepción el momento en que Cristina Fernández recordó el pasado inmediato y celebró el presente: “Ahora somos una sociedad un poco más igualitaria que hace una semana”. La ley entrará en vigencia hoy, al ser publicada en el Boletín Oficial.

La ansiedad por participar había comenzado ya en la puerta. Por más que el ingreso fuera habilitándose de a ratos, dosificado, la fila siempre comenzaba en Balcarce 50 y llegaba hasta la entrada del subte ubicada en Irigoyen. Tan sorpresivamente nutrida era la concurrencia que algunos de los invitados estrella todavía pugnaban por entrar a sólo minutos de que comenzara el acto. Del lado de afuera de las rejas que separan Casa de Gobierno de la calle, los elegantísimos Alberto Fernández y Matías Méndez (el matrimonio que se celebró el 4 de junio, en pleno proceso de debate en la Comisión de Legislación General del Senado) habían tenido la precaución de cargar con la libreta colorada que los valida como marido y marido. A su lado, Damián Bernath y Jorge Salazar explicaban a un encargado de seguridad que ellos habían sido los primeros en casarse en la ciudad de Buenos Aires, pero que su libreta permanece bajo custodia judicial. Alberto agitaba la libreta en el aire, gritaba: “¡Somos dos de los matrimonios, tenemos que entrar!”, pero los policías permanecían impertérritos. “Ah, no, esto es discriminación”, bromeaba, tal vez en serio, la abogada del Inadi Carolina von Opiela, que había asistido en nombre propio y también un poco en representación de Alex Freyre y José María Di Bello, sus clientes famosos por haber constituido el primer matrimonio de varones celebrado en Argentina (y que en estos días pasan su luna de miel en Europa). Del montón revoltoso, sólo Esther Goris logró su cometido prontamente. El resto debió esperar un poco más. A unos metros, la activista trans Marlene Wayar esperaba a las redactoras de El Teje, la revista trans de la que es directora.

Dentro de la Casa Rosada, la animación iba en aumento. En primera fila, la diputada Vilma Ibarra charlaba con Enrique Pinti y Pepe Cibrián, mientras Florencia Peña giraba para hablar más cómodamente con Hebe de Bonafini y algunas de las Madres de Plaza de Mayo. Al otro lado del pasillo, Miguel Angel Pichetto, Agustín Rossi y Daniel Filmus compartían vista del escenario con Rachid y el secretario general de la Falgbt Esteban Paulón. Estaban Estela Carlotto, la representante de La Fulana Claudia Castrosín Verdú y, por la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), su presidente, César Cigliutti, y el responsable jurídico, Pedro Paradiso Sottile. Como ellos, cientos vieron entrar a la presidenta Fernández escoltada por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el senador José Pampuro, la gobernadora fueguina Fabiana Ríos y sus pares de Santiago del Estero y Tucumán, Gerardo Zamora y José Alperovich. Nomás entrar, la concurrencia estalló: “¡Cristina! ¡Cristina!”. El silencio, a continuación, duró sólo unos segundos: el tiempo que llevó a Fernández estampar su firma para que la promulgación del matrimonio igualitario fuera un hecho.

Con la ley convertida en realidad, el activismo de la diversidad agradeció a Fernández. Primero Cigliutti, en nombre de la CHA; luego Rachid, Paulón y la activista trans María Pía Baudracco, por la Falgbt, y finalmente Castrosín Verdú, por La Fulana, entregaron a la Presidenta placas y hasta remeras en señal de gratitud. “Estas distinciones que me han dado las recibo en nombre de los miles y miles de militantes de esta causa, de la sociedad argentina, aun en nombre de aquellos que no están de acuerdo. En unos años, este debate resultará absolutamente anacrónico”, dijo Fernández, y los aplausos estallaron una vez más.

En un discurso breve, que no eludió la mención del debate que despertó y alimentó la propuesta para ampliar la definición del matrimonio civil, Fernández recuperó políticamente el recorrido diverso y plural del proyecto convertido en ley. “No hemos promulgado una ley, hemos promulgado una construcción social transversal, diversa y amplia” que “pertenece a todos”, dijo, y agradeció explícitamente a las diputadas Ibarra y Silvia Augsburguer (MC), que fueron fundamentales en el tramo inicial del proyecto de ley de matrimonio igualitario. Desde la platea, el presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, Eduardo Tavani, y la jurista Nelly Minyersky escuchaban al lado de la jueza Elena Liberatori, que tomaba una foto a la Presidenta. Mosquito Sancineto y Carlos Heller escuchaban con atención.

“No sé cómo se sentiría Eva Perón cuando presenció la sanción de los derechos políticos de la mujer”, reflexionó la Presidenta, y la comparación alcanzó para que el rincón de la Agrupación Nacional Putos Peronistas estallara de emoción. Poco después, saludaban al primer caballero con dedicación de chicos scout peronistas: “Néstor, Néstor, Néstor corazón, acá tenés los putos para la liberación”. Desde los balcones del primer piso, el rosarino Martín Peretti Scioli sacaba cuentas y más cuentas: “Si la ley entra en vigencia mañana mismo, por ahí me caso antes”, explicaba entre detalles de la fiesta de boda que prepara con su novio, Oscar Marvich, y de la alegría que sintió el martes, al pedir turno en el Registro Civil.

En la galería de los Patriotas Latinoamericanos –bendecido desde la eternidad por imágenes del Che Guevara, Juana Azurduy, Juan Domingo Perón y monseñor Romero–, el diseñador Pablo Ramírez, de negro impecable, presenciaba el momento a corta distancia de la activista Lohana Berkins. Los dos quedaron como perdidos entre la multitud que se arremolinó en torno de Cristina Fernández apenas terminado el acto. “¡Quiero sacarme una foto con el matrimonio!”, clamó la Presidenta en cuanto vio a Martín Canevaro y su marido, el afrouruguayo Carlos Alvarez, a quien se declaró entre flashes: “Quiero casarme con vos”. Puesto en el brete, Canevaro concedió: “Y bueno, si él quiere”.

lunes, 12 de julio de 2010

HABLAN LOS CURAS QUE SE OPONEN A QUE LA IGLESIA CATOLICA IMPONGA SUS OPINIONES: “Parece una cruzada, parece el Medioevo”

Por debajo de “el jerarca”, el cardenal Bergoglio, hay otras opiniones entre los sacerdotes. En esta nota, algunos de ellos explican la postura de los muchos que se oponen a posiciones de autoritarismo.

Por Emilio Ruchansky

Primero fue un cura mendocino, Vicente Reale, que salió por el canal 9 de esa provincia a apoyar la media sanción de la Cámara de Diputados para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Fue el de 11 de mayo y lo justificó utilizando argumentos jurídicos y religiosos. “Quienes poseemos una determinada convicción, sea religiosa o no, podemos defenderla pero no tenemos derecho a condenar o a obligar a otros a que la compartan, mientras no se afecten derechos de terceros”, dijo en su columna semanal de televisión.

Luego fue un grupo de curas tercermundintas cordobeses, que siguieron su ejemplo y sumaron una fuerte crítica a la jerarquía de la Iglesia. Esta semana se sumó un grupo de sacerdotes bonaerenses, encabezados por Eduardo de la Serna, que trabaja en las villas de Quilmes. Representan a la otra Iglesia: la que trabaja a diario con los más desprotegidos y los más discriminados. Ahora, se empieza a pronunciar a favor de la inclusión de las minorías sexuales.

“Me resulta extraño que la Iglesia haga cosas que dice que no hay que hacer. (Antonio) Marino, que es el encargado del seguimiento legislativo, dice que la opinión de la Iglesia no se debe imponer sino sugerir, pero ahora la imponen –señaló De la Serna–. También se decía que la Iglesia no debe hacer lecturas fundamentalistas, como decir que la Biblia sólo menciona a varones y mujeres cuando habla de amor. ¿Y a qué va a decir? ¿Va a hablar de andróginos, hermafroditas, travestis? La Biblia se escribió en un contexto cultural determinado y ese contexto cambia. Dios habla a través de la cultura, su palabra no es una norma dada.”

Esta apreciación llega en momentos en que la jerarquía de la Iglesia Católica organiza marchas a lo largo de país contra el proyecto de ley que permite el matrimonio civil para personas del mismo sexo. “Siempre hablamos de la importancia del diálogo en la Iglesia, pero ahora aparece un jerarca (el cardenal Jorge Bergoglio) hablando de la ‘guerra de Dios’. Parece una cruzada, como en la época de la Inquisición, como si estuviéramos en el Medioevo”, dice De la Serna. Luego reflexiona: “Tiene una actitud tan violenta..., para mí que se equivocaron de siglo”.

Entre las contradicciones que este cura ve en la cúpula eclesiástica está aquel valor, esa norma superior que es la conciencia para los católicos. “Y acá no se respeta la conciencia de los diputados y senadores, la Iglesia los presiona”, señala. En su opinión, la cúpula de la Iglesia estará preocupada porque pierde poder e injerencia. “Estaban acostumbrados a poner y sacar ministros, a instaurar leyes”, dice. El desafío de la Iglesia, agrega, no es imponer su poder, sino buscar un proyecto superador o mejores propuestas de las que se van a debatir en el Senado el próximo miércoles por la mañana.

“Estábamos acostumbrados a no hacer propuestas buenas porque teníamos al público cautivo, que nos debía obediencia de vida”, reconoce el cura, cuya postura de actualizar ciertas nociones y desterrar prejuicios, compartida con quince sacerdotes de Quilmes y otras diócesis, recibió adhesiones de párrocos de varios puntos del conurbano bonaerense. Por ejemplo: San Isidro, Moreno y Lomas de Zamora. Ante la intolerancia vista y oída por estos días por parte de la cúpula de la Iglesia y de varios fieles, este cura acierta a comentar que la gente vive como puede, como siente “y no como le dice el cura”.

“¡Si para la Iglesia el matrimonio civil no es válido! Cualquier católico que esté casado así y no por iglesia es un pecador... entonces, ¿qué les preocupa, si no se está debatiendo legislar sobre el matrimonio religioso para gays y lesbianas?”, razona De la Serna e imagina el caos que sería si otras religiones siguieran el ejemplo de la Iglesia Católica. “Se vuelve teocrático el país”, se responde. Y concluye: “La jerarquía no se resigna a perder el poder de meterse en la cama de la gente. Yo no me hice cura para meterme en la cama de la gente”.

A mediados de junio, se realizó una marcha en Córdoba que convocó a tres mil personas que pe-dían a los senadores nacionales por esa provincia votar en contra del proyecto de matrimonio para personas del mismo sexo. Como respuesta a esta situación, el sacerdote Nicolás Alessio difundió, junto a 11 colegas suyos del Grupo de Sacerdotes Enrique Angelelli, “Aporte al debate sobre la modificación a la ley de matrimonio civil”. Allí se criticaba el “fundamentalismo anacrónico de quienes citan la Biblia para justificar sus propios prejuicios”.

Ya pasó un mes desde entonces y el obispo de Córdoba, Carlos Ñañez, advirtió a cada sacerdote, según cuenta Alessio, y les pidió que se retractaran de sus dichos. “Le dijimos que no íbamos a cambiar de opinión, ni a seguir la sana doctrina de la que hablan. Fue un momento de tensa calma. Nosotros sostuvimos nuestra libertad moral para hablar”, recuerda el sacerdote. Consultado sobre la carta de Bergoglio a las Monjas Carmelitas de Buenos Aires, donde les asegura que en la iniciativa de igualar los derechos de gays y lesbianas “está la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios”, Alessio reconoce que siente vergüenza ajena.

“Llaman a un guerra santa con los mismos argumentos medievales que utilizaban para quemar vivas a las brujas. En el fondo, la Iglesia pretende ser la rectora no sólo de la conciencia de la gente, sino de todos los ámbitos: económico, político y social. Desde la conquista española hasta acá, han marcado el bien y el mal, lo que se puede hacer o no. Obviamente no quieren perder poder, quieren ser la única voz autorizada para marcar el camino, pero tarde o temprano la sociedad va a separar a la Iglesia del Estado”, vaticina el sacerdote.

Mientras el clima se “recalienta”, como dice Alessio, “se van cayendo las caretas de la prolijidad con la que se venía tratando el tema”. Ahora la cúpula de la Iglesia hace público lo que piensa. “Y lo dicen con todas letras: que la homosexualidad es una enfermedad, una desviación peligrosa que lleva a la maldad”, dice el sacerdote y advierte: “En estos días puede pasar cualquier cosa, a lo mejor el obispo de Córdoba amenaza con excomulgar a los senadores que voten a favor de ampliar el matrimonio. Lo mismo hicieron cuando se debatía el divorcio, pero al final no excomulgaron a nadie”.

De la Serna, como Alessio, sospechan que en el fondo el tema no les importa tanto a los clérigos locales, más bien podrían tratar de “hacer carrera” con esto. “La línea más dura es la que bajan desde el Vaticano y muchos quieren hacer buena letra, como guardianes de la fe”, señala Alessio. “Sueñan con conseguir un cargo en el Episcopado”, completa De la Serna, que insinúa que lo más preocupante es que los obispos, en este tema, tienen más respuestas que preguntas. Los que no protestan, callan. “Como el obispo (Jorge) Casaretto, que dijo que no ‘es un tema importante’, una actitud muy cobarde, hipócrita”, dice Alessio.

Por otra parte, muchos de los férreos opositores parecen estar en cargos burocráticos, lejos de la calle y también de los fieles. “Yo miro las cosas como la gente las vive y las sufre. Si hacés tu acción pastoral desde el escritorio, esto se vuelve complicado. No tenés idea de lo que le pasa por la cabeza a la gente”, asegura De la Serna.

domingo, 11 de julio de 2010

Porque La Biblia Me Lo Dice (9 de 10)

Alcaráz irá al Senado cuando se trate el matrimonio gay

La militante más activa y protagonista de la primera unión civil de Río Cuarto, llegará el miércoles a Buenos Aires con el aval de sacerdotes cordobeses disidentes de la cúpula eclesial. “La iglesia es hipócrita y basura”, dijo. La mirada de la Iglesia sobre el matrimonio homosexual.
Eliana Alcaráz es una de las militantes que protagonizó la primera unión civil en Río Cuarto frente a medios de todo el país. Ella se unió a su pareja, Osvaldo, frente a cientos de personas luego de haber luchado largamente para lograr este objetivo.

En el marco de la polémica por la aprobación del matrimonio gay en el Senado de la Nación, Alcaráz viajará el miércoles a Buenos Aires con el aval de sacerdotes cordobeses disidentes de la cúpula eclesial.

“Pedimos un matrimonio de dos personas del mismo género. En la Biblia no encuentro ninguna parte que hable de la homosexualidad como lo hace la Iglesia Católica y la Evangélica. Son tan hipócritas, tan basuras, tan bajos…”, aseguró.

Aseveró que hay personas homosexuales dentro de la iglesia como también hay casos de pedofilia.

Expresó que ella desciende de una familia heterosexual y que es la única persona homosexual en ella. “No ha habido un regeneramiento ni nada. Si estamos en la tierra es porque Dios nos ha puesto aquí”, dijo.

Declaraciones del Obispo

Con respecto a las declaraciones que hizo el obispo, Alcaráz mencionó que no se considera una persona “anormal” ni tampoco que le haga daño a la patria.

Fuente: Informe 16- Staff LV16.com
Entrevista: Claudio Mendia

LA CRUZADA DE BERGOGLIO CONTRA LA DEMOCRACIA EL MARTES 13: La Inquisición

El martes 13 la Iglesia Católica saldrá en Cruzada contra la igualdad de derechos en el matrimonio, que el Senado tratará el miércoles 14. Bergoglio convocó a una “guerra de Dios”, invocando un supuesto orden natural, tal como se fundamentó la represión dictatorial el siglo pasado. El proyecto de Unión Civil, que sólo podría tratarse violando la Constitución, daría consagración legal a la discriminación y el desprecio y el estigma y suprimiría derechos hoy vigentes.

Por Horacio Verbitsky

El proyecto de ley de Unión Civil impulsado con el mayor sigilo por el presidente de la Iglesia Católica argentina, Jorge Bergoglio, procura restringir en virtud de la orientación sexual derechos que la Constitución y las leyes reconocen a todas las personas que viven en el país. La Unión Civil obraría así como un elemento de identificación de las personas a ser discriminadas, al estilo del triángulo rosa que debían utilizar los homosexuales en Alemania durante el gobierno nazi y que la Comunidad Homosexual Argentina ha estilizado en su distintivo. El proyecto, presentado en forma irregular y violatoria de los preceptos constitucionales sobre la formación de las leyes, constituye así una trampa: ofrece ciertos beneficios aparentes, que en asuntos previsionales, patrimoniales y sucesorios deben celebrarse mediante convenios separados como si se tratara de transacciones comerciales entre desconocidos, a cambio de la estigmatización de quienes se sometan en forma voluntaria a ese régimen de tipo inquisitorial. Incluso obliga a fijar un sitio de residencia común.

La guerra santa
Forma parte de la cerrada ofensiva del Episcopado Católico, dirigida al gobierno nacional pero que ataca a la institucionalidad democrática en su conjunto. La reforma a la ley de matrimonio civil dividió a todos los bloques y sólo forzando la realidad podría atribuirse sólo al oficialismo. El 25 de mayo, el Episcopado transmitió al gobierno nacional un pedido de amnistía firmado por los ex dictadores Jorge Videla y Benito Bignone, el sacerdote Christian von Wernich y un centenar de ex militares, marinos, policías, penitenciarios y agentes civiles de Inteligencia detenidos por su participación en crímenes de lesa humanidad. Como la entrega se realizó sin la nota de estilo que la acompañara, el Poder Ejecutivo devolvió la solicitud al Episcopado sin comentarios. En junio Bergoglio presentó un manifiesto opositor elaborado por Roberto Dromi, José Jaunarena y otros ministros de Menem, De la Rúa y Duhalde, que reclama autarquía para el Banco Central, eliminar retenciones a la soja, minimizar las políticas sociales, fundir Seguridad con Defensa y reprimir el conflicto social. Algunas de estas son políticas centrales de los gobiernos kirchneristas, pero otras constituyen consensos básicos de la democracia recuperada en 1983. Para explicar su oposición a la ley de matrimonio, el cardenal porteño dijo que se trataba de “una guerra de Dios” contra “el Padre de la Mentira”, ya que Satanás pretende destruir “el plan de Dios” y la ley divina, “grabada en nuestros corazones”. El vicejefe del gabinete de ministros a cargo de las relaciones parlamentarias y dirigente socialista Oscar González, rechazó esta posición “fundamentalista” que “irrumpe con inusitada violencia en el ámbito de la deliberación democrática y llama al odio entre los argentinos. Quien debiera estar predicando la paz y la tolerancia anda convocando a una guerra santa y a realizar actos políticos callejeros para presionar al Senado de la Nación”. El obispo de La Plata, Héctor Aguer, dijo el viernes que se trataba de una guerra cultural contra el catolicismo. Bergoglio y Aguer fueron los principales colaboradores del ex primado de la Argentina, Antonio Quarracino, quien en 1994 dijo que lesbianas y gays eran “una sucia mancha en el rostro de la Nación”, que debería encerrarlos en un ghetto, dentro del que podrían hacer lo que quisieran. La idea de una ley divina, estricta e inmutable, cuya interpretación sólo corresponde a una casta sacerdotal, y todo apartamiento de la cual debe ser punido como una subversión demoníaca del orden natural, está en la base de la represión dictatorial que con la bendición de la jerarquía católica destrozó a la Argentina entre 1976 y 1983.

Ocho años de vértigo
El primer proyecto de Unión Civil fue presentado en 2005 por la Comunidad Homosexual Argentina. A diferencia de la ley porteña sancionada en 2002, la elaborada por la CHA incorporaba todos los derechos (pensión, patria potestad compartida y adopción, herencia, beneficios previsionales y de obra social) para todas las parejas, con indiferencia del sexo de sus integrantes. Esta unión civil contemplaba una menor injerencia del Estado que en el matrimonio: no exigía la monogamia, ni regulaba la anulación del contrato por la existencia de ciertas condiciones físicas y de salud, pero no fue tratado por el Congreso. Dos años después la exigencia ya pasaba por la equiparación plena con el matrimonio heterosexual. Otros proyectos similares llevaron la firma de legisladores de los principales bloques. El proceso político se aceleró a partir de noviembre de 2009 por la sucesión de fallos judiciales que permitieron el matrimonio de varias parejas de hombres y otras de mujeres, en algunos casos previa declaración de inconstitucionalidad del artículo 172 del Código Civil que requiere que los contrayentes sean un hombre y una mujer. El 4 de mayo, por 125 a 109 y seis abstenciones, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de Vilma Ibarra, que hoy integra el Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella, y de la socialista Silvia Augsburguer. Tanto las posiciones a favor como en contra cruzan el espectro político: 45 kirchneristas y aliados votaron a favor y 30 en contra, con 10 ausentes; 46 radicales y sus aliados del socialismo, el GEN y la Coalición Cívica Libertadora apoyaron la ley, pero 18 se opusieron, cuatro se abstuvieron y uno se ausentó. Sin embargo, la jerarquía católica decidió cuestionar al gobierno nacional y no a los otros partidos. Tanto esas sentencias como la sanción legislativa no establecen derechos diferentes según el sexo de quienes contraigan matrimonio. Tampoco obligan a la fidelidad ni la cohabitación. Durante el debate sobre la legislación de un estado laico, Ibarra aclaró que su proyecto no da derechos a adoptar a homosexuales y lesbianas, que ya lo tienen, dado que la ley de adopción no discrimina según la preferencia sexual, sino que coloca a esos chicos en igualdad con los demás. “Al no estar reconocido el coadoptante, no se les puede transferir una obra social ni pueden heredar o reclamar la pensión alimentaria de parte de ambos contrayentes. Si muere el adoptante, el niño queda huérfano porque no se reconoce legalmente a la pareja”. En el mismo sentido fue la brillante y valiente exposición de la librera Carolina Frangoulis, quien durante la audiencia senatorial realizada en la Legislatura de Tucumán dijo que ella, su mujer y el hijo de ambas no querían una ley de matrimonio homosexual sino de matrimonio igualitario, con los mismos derechos para todos.

La astucia de la serpiente
Durante la última reunión episcopal se discutió la estrategia contraria a la reforma. Bergoglio sostuvo la conveniencia de usar la astucia y no encerrarse en una negativa frontal que incluso pudiera provocar malestar dentro de su propia feligresía. Muchos creyentes de ese culto, incluso sacerdotes, señalan que la pareja heterosexual indisoluble es una creación cultural y que Jesús nunca condenó la homosexualidad, pero sí la hipocresía. Según el obispo porteño lo más conveniente era admitir la unión civil entre quienes no calificaran para el sacramento católico en razón de su sexo. En contra se alzó Aguer uno de cuyos auxiliares, Antonio Marino, quedó a cargo del lobby confesional sobre el Congreso. Cuando se pasó a votar, la posición de Aguer se impuso. Sin embargo, la táctica insidiosa de Bergoglio se abrió camino en el Senado, donde legisladores de distintos bloques dieron dictamen instantáneo de comisión a otro proyecto que consagra la unión civil pero privada de los principales efectos del matrimonio, tanto patrimoniales como previsionales, que desprotege a los hijos de la pareja, prohíbe la adopción y la fertilización asistida (derecho que hoy existe para todo ciudadano de cualquier orientación sexual) y consagra en forma explícita la discriminación y el desprecio: su último artículo establece una “cláusula de conciencia” por la cual cualquier persona, sea funcionario público o no, que “tuviere que intervenir en actos jurídicos o administrativos” vinculados con esta ley podría oponerse al trato con homosexuales. Para llegar a esta propuesta, fue necesario un subterfugio que circunvalara los artículos 78 y 81 de la Constitución que regulan el trámite de las leyes entre las dos cámaras del Congreso. Recibida la media sanción, la llamada cámara revisora puede aprobar el mismo proyecto, rechazarlo o introducirle adiciones o correcciones. Si lo aprueba, pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación, si lo rechaza no puede volver a tratarse hasta el año siguiente. En caso de que le introduzca adiciones o correcciones por mayoría, vuelve a la Cámara de origen, que sólo necesita la misma mayoría para convertirlo en ley. La Comisión de Legislación General, que el Grupo Ahhh... puso en manos de la senadora del Opus Dei Liliana Negre, obtuvo nueve votos para su dictamen de mayoría que aconsejó rechazar la sanción de Diputados (la propia Negre, el mendocino y la formoseña del Frente para la Victoria Rolando Bermejo y Adriana Bortolozzi de Floro Bogado; los radicales Ramón Mestre, José M. Cano, Mario Cimadevilla y José Roldán y la peronista opositora Sonia Escudero) contra seis del oficialismo y, en este caso también de Luis Juez que aconsejaron aprobarlo. Pero esa mayoría firmó al mismo tiempo un segundo dictamen, a favor de la unión civil, que incluyó en el mismo Orden del Día del miércoles 14. Su resultado es incierto, ya que los pronunciamientos conocidos son muy parejos y resta un número significativo de declarados indecisos. Pero de reunir mayoría para el rechazo el bloque clerical debería asumir ante la sociedad el haber frustrado por lo menos hasta 2011 el reconocimiento de derechos que según los sondeos de opinión pública gozan de amplio consenso. La astucia sugerida por Bergoglio consistió en que el segundo proyecto, de unión civil, se presenta como independiente del rechazado. Si reuniera la mayoría de los votos del Senado, podría pasar a Diputados este mismo año. Como señaló el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Miguel Pichetto, en una nota al ingeniero Julio Cobos, esto transgrede la restricción constitucional ya que los seis proyectos de unión o contrato civil (de los senadores Bortolozzi de Bogado, Escudero, Juan Carlos Romero, Laura Montero, Luis Petcoff Naidenoff y Emilio Rached) se presentaron entre el 17 de mayo y el 5 de julio, cuando el Senado ya había recibido la sanción de Diputados. En sus fundamentos Bortolozzi admite que su proyecto propone una “solución intermedia” cuando “ya obtuvo media sanción la reforma” y Montero señala que el Senado debe actuar como cámara revisora del proyecto de la Cámara de Diputados. Lo mismo se planteó en todas las audiencias convocadas por Negre. El artículo 81 es inequívoco: si hay rechazo debe esperarse un año. Pasado mañana, en desafío a los efluvios del martes 13, el Episcopado lanzará sobre el Congreso todas sus huestes, para lo cual recurrirá al público cautivo que es el alumnado de las escuelas católicas, subvencionadas por un Estado generoso. Bergoglio envió una circular a párrocos, rectores y capellanes de iglesias convocándolos bajo el lema “Queremos mamá y papá”. Otro tanto harán los demás obispos en sus respectivas sedes. Un anticipo lo suministró el vicepresidente de la Iglesia, Luis Villalba, durante el Tedéum que ofició el 9 de julio en Tucumán. Luego de precisar su oposición a la igualdad en la ley de matrimonio, Villalba exhortó a “pasar de un modelo de conflicto a un modelo de convivencia armoniosa, respetando las diferencias” (sic).

Cuestión de derechos
Durante las sesiones de comisión, la senadora Negre seleccionó en forma cuidadosa a quiénes se permitía exponer su posición y asistir a las audiencias, y a quiénes no. La idea que defiende la Iglesia Católica es que la legislación civil debe subordinarse a los sacramentos de su culto, que se ajustarían por voluntad divina al supuesto derecho natural, conjunto de conceptos que el creador del mundo habría inscripto en la conciencia de cada ser humano. Hace apenas catorce décadas el Código Civil obra de Dalmacio Vélez Sársfield sólo reconocía el matrimonio religioso, de acuerdo con las normas del derecho canónico. La ley de matrimonio civil provocó un gran escándalo político en 1888, al separar la institución religiosa, regida por el derecho canónico, de la institución civil, tendiente a proteger derechos de las personas de acuerdo con las leyes que no dicta el papa de Roma sino el Congreso de la Nación. Hoy se percibe sin esfuerzo el absurdo de aquella situación en la que nadie podía casarse si no era católico. Pero todavía debieron pasar 66 años más para que el Congreso declarara que una sentencia judicial de divorcio podía devolver a las partes su capacidad para intentarlo otra vez. Esta reforma a la ley de matrimonio, sancionada por el Congreso en 1954, fue una de las causas para el golpe cívico-militar del año siguiente, promovido y organizado por la jerarquía católica. Esa ley, como la propia Constitución Nacional, fue anulada por un bendito decreto de facto. La discusión se reabrió en la segunda mitad de la década de 1980. Fue la Corte Suprema de Justicia la que destrabó el conflicto al declarar inconstitucional el artículo de la ley de matrimonio que prohibía su disolución y condenaba a la desprotección perpetua a casi una cuarta parte del total de las familias, llamadas monoparentales y a los hijos nacidos de uniones de hecho. Hasta el día de hoy la Iglesia Católica sólo reconoce como casadas a las personas que han pasado por el altar. También ahora varios casos de matrimonios prohibidos por el sexo de los contrayentes aguardan en la Corte Suprema.

Además del Código Civil, el matrimonio debe conformarse a normas de jerarquía superior, como los tratados internacionales sobre Derechos Humanos que autorizan a contraer matrimonio y constituir una familia y, desde la reforma de 1994 gozan de la misma jerarquía que la propia Constitución. El artículo 14 bis de la Constitución obliga al Estado a proteger a la familia y su artículo 19 protege la libre determinación de las personas para elegir su plan de vida, sin interferencia del Estado. En el reciente caso “Arriola”, la Corte Suprema de Justicia reconoció que las conductas privadas que no ocasionan peligro o daño a terceros se encuentran amparadas por ese artículo, ya que “el Estado no puede establecer una moral” sino “garantizar un ámbito de libertad moral” y no puede penar “conductas que son, justamente, el ejercicio de la autonomía ética que el Estado debe garantizar”, sino aquellas que afectan su ejercicio.

El matrimonio es la institución civil fundamental para el desarrollo de la personalidad y la protección de los derechos humanos de sus integrantes y no resulta admisible excluir a nadie de esos beneficios en razón de su orientación sexual, dado que de ello dependen los derechos previsionales, laborales, patrimoniales y sucesorios. Si además de los contrayentes se considera a los niños, están en juego los derechos a la adopción conjunta, a la adopción del hijo del cónyuge, huérfano de padre o madre; a recibir visitas, al usufructo conjunto de los bienes, para proteger a las niñas y los niños. Los principios de igualdad e igual protección ante la ley y de no discriminación contenidos en esos tratados internacionales han sido considerados fundamentales por la Comisión y por la Corte Interamericana ya que sobre ellos “descansa todo el andamiaje jurídico del orden público nacional e internacional”. Según la Corte, estos principios obligan a los Estados a eliminar de su legislación cualquier disposición discriminatoria. La Comisión sostiene que todas las personas tienen los mismos derechos y deberes sin distinción de sexo. Sólo es admisible alguna restricción si puede fundamentarse en una necesidad social imperiosa y si satisface “un interés público imperativo” de una sociedad democrática. La jerarquía católica pretende que esa institucionalidad supranacional, que la Constitución ha convertido en ley suprema, se subordine a sus propias reglas dictadas por el obispo de Roma.

sábado, 10 de julio de 2010

Google decide pagar un plus a sus empleados homosexuales

Es para los que viven en pareja y enfrentan mayores cargas impositivas por no poder deducir el plan de salud corporativo. Sólo rige para Estados Unidos.

A partir de hoy, los empleados homosexuales de Google en Estados Unidos reciben un plus de salario para compensar los impuestos que pagan cuando quieren añadir a su pareja al plan de salud, un costo que los matrimonios heterosexuales se ahorran.

Según publicó hoy The New York Times, la medida tendrá efectos retroactivos y será válida para todos los sueldos devengados en 2010. Si bien Google no es la primera empresa en compensar a sus empleados homosexuales por este gasto extraordinario, el diario estadounidense considera que la decisión tendrá consecuencias en sus competidores de Silicon Valley, que podrían seguir el ejemplo para no perder un centímetro en la carrera por contratar a los mejores.

De acuerdo con la ley federal vigente en EE.UU., los planes de salud que el empleador provee para la pareja de sus empleados figuran como ingresos a efectos de la declaración de impuestos. La excepción se hace sólo con las parejas consideradas dependientes, como es el caso de los matrimonios. Sgún los cálculos publicados por el New York Times, eso implica que las parejas formadas por homosexuales pagan unos US$ 1.000 dólares más de impuestos anuales que los matrimonios heterosexuales.

Google consideró que la medida beneficiará sólo a las parejas homosexuales porque las heterosexuales podían evitar el impuesto casándose. Si bien hay varios estados que aceptan y regulan las uniones entre homosexuales, estas relaciones no son reconocidas legalmente de forma federal en EE.UU

jueves, 8 de julio de 2010

Bergoglio pidió apoyo a la "guerra de Dios" contra el matrimonio gay

El cardenal reiteró su rechazo al proyecto para modificar el Código Civil y permitir el casamiento entre personas del mismo sexo. Bergoglio llamó a participar de un acto frente al Congreso y consideró que la iniciativa es "una movida del Diablo" que de sancionarse llevará a "la destrucción de la familia". Por su parte, el ex presidente Néstor Kirchner criticó a la Iglesia y le atribuyó "presiones" a senadores para votar contra el proyecto que tiene media sanción de Diputados.

La Iglesia reiteró el texto de una carta de Bergoglio advirtiendo que el proyecto de matrimonio homosexual conlleva "la destrucción de la familia". En esa nota, el primado argentino interpretó como "una movida del Diablo" el avance legislativo del proyecto y alentó a acompañar "esta guerra de Dios" contra la iniciativa. Bergoglio convocó además a participar del acto previsto para el próximo martes 13 de julio, a las 18.30, frente al Congreso, para manifestarse en defensa del "matrimonio varón-mujer".

"Cuando se tiene que presionar es porque hay muy pocos elementos para convencer", dijo por su parte el ex presidente Néstor Kirchner al alentar el voto favorable a la propuesta que no alcanzó dictamen de mayoría en el Senado y deberá definirse el próximo 14 de julio en el recinto de la Cámara Alta. "La Argentina debe dejar definitivamente las visiones discriminatorias y oscurantistas", reclamó tras un acto en la Casa Rosada.

"Lamento el carril que le han dado algunos a este tema, pero yo tengo una absoluta tranquilidad de conciencia, de haber votado a favor del matrimonio igualitario, a favor de la igualdad de derechos, los argentinos nos merecemos un país libre, amplio y con derechos iguales para todos", aseveró el titular del PJ.

Jorge Lanata - DDT - Sobre Dichos del Monseñor Antonio Marino

miércoles, 7 de julio de 2010

Entrevista a Nicolas Alessio, sacerdote cordobes a favor del matrimonio gay-lesbico.

Unión civil, sólo una confusión

Un trascendido afirmaba que la semana próxima podría tratarse en el recinto un proyecto sobre uniones civiles. La propia Negre de Alonso lo confirmó a canales de televisión al salir de la reunión. Sin embargo, tal hipótesis es falaz. Reglamentariamente, para que un proyecto pueda tratarse en sesión, es decir, en el pleno del Senado, debe haber transcurrido al menos una semana desde la fecha en que obtuvo dictamen en la comisión pertinente y la fecha en que se debate en recinto. Ninguno de los cinco proyectos que barajan distintas modalidades de uniones civiles ha tenido tal dictamen durante la reunión de comisión de ayer. En ocasiones, sin embargo, ese plazo puede sufrir alteraciones, dependiendo de los consensos alcanzados entre los distintos bloques. También puede tratarse sobre tablas, con el acuerdo de los dos tercios del cuerpo, algo que no parece probable.

Por otra parte, los temarios que se encaran en cada una de las sesiones son acordados y decididos en el Plenario de Labor Parlamentaria, integrada por los presidentes de los distintos bloques. Todos ellos son los encargados, según explica el propio Senado en su sitio web, de “mantener un criterio y estrategias políticas coherentes frente a los diversos problemas e iniciativas que se plantean”. Veintitrés son los bloques políticos que integran actualmente la Cámara. El radical Gerardo Morales, el oficialista Miguel Angel Pichetto, el socialista Rubén Giustiniani, el porteño Samuel Cabanchik (Proyecto Buenos Aires Federal), la integrante de Coalición Cívica María Eugenia Estenssoro y la representante del Federalismo Santafesino Roxana Latorre (quien recientemente denunció haber sido objeto de graves presiones eclesiásticas) son algunos de esos presidentes de bloque favorables a la ampliación del matrimonio civil. Muchos de ellos han apoyado activamente el camino que el proyecto ha recorrido desde que llegó al Senado, con la aprobación de Diputados a cuestas. Sin embargo, no son los únicos, al menos por las declaraciones que realizaron. Por ello resulta improbable que alguno de los proyectos sobre unión civil esté en condiciones de ser tratado la semana próxima.

Matrimonio entre personas del mismo sexo con final abierto en el Senado

La mayoría de la comisión aprobó un dictamen para que el miércoles 14 el cuerpo decida si trata o no el proyecto aprobado en Diputados. El dictamen de minoría respalda esa iniciativa. Un tercer dictamen propone la unión civil, aunque para tratarla más adelante.
Por Soledad Vallejos

Quince minutos alcanzaron para que la mayoría de la Comisión de Legislación General del Senado avalara un dictamen que propone rechazar la ampliación del matrimonio civil aprobada por Diputados. Con el respaldo de nueve firmas (una de ellas de María José Roldán, a quien hasta ayer se creía favorable), la semana próxima la decisión de tratar o no el proyecto sobre derechos igualitarios recae en el cuerpo de la cámara. En caso de que decida debatirlo, la sesión considerará el dictamen apoyado por los seis integrantes de la minoría, que proponen aprobar el proyecto de matrimonio. Con esa curiosa ingeniería parlamentaria, “lo único que querían era que no saliera con dictamen de mayoría el proyecto de matrimonio. De todas maneras, contamos con que esa propuesta de rechazar el proyecto va a perder, por lo que, a continuación, sí vamos a poder tratar el dictamen de minoría, que es aprobar la ley de matrimonio”, explicó a esta cronista la senadora chaqueña Elena Corregido. El dictamen de mayoría es tan curioso que, al proponer el rechazo, omite dos de las tres posibles acciones parlamentarias ante un proyecto originado en la Cámara de Diputados: modificarlo o aceptar explícitamente su tratamiento.

La complejidad repentina de las decisiones de senadoras y senadores llegó a dar por supuesto que en la sesión del miércoles 14 podría considerarse un proyecto sobre unión civil. La propia presidenta de la comisión, Liliana Teresita Negre de Alonso, lo afirmó ante las cámaras de televisión, aun cuando resulta imposible, porque ninguno de esos proyectos cumple con el requisito de tener dictamen de comisión. La cortina de humo, tras la brevísima reunión, corrió durante algunas horas. Pero “aunque hayan empezado a decir lo contrario, es claro que no importa otorgar ningún derecho a los homosexuales, porque ni siquiera consensuaron un proyecto de unión civil a partir de todos los proyectos que ya había presentados”, observó Corregido, en referencia al genérico y difuso tercer dictamen que propone elaborar un texto que unifique ideas en torno de la unión civil. Tan lejos parece estar esa labor de consenso que, al comenzar la reunión, Negre anunció que ingresaba a la comisión un nuevo proyecto sobre uniones civiles (“contrato civil de solidaridad”), esta vez firmado por Juan Carlos Romero.

El encuentro de la comisión tuvo toda la calma y el silencio que faltaba en la puerta del Senado, donde un amontonamiento de señoras forcejeaba sin disimulo con cualquiera que intentara entrar. “Tuvimos que cerrar porque se pusieron loquitas”, comentaba un empleado de seguridad a otro en la puerta reservada a los senadores. Del montón reunido unos metros más allá salieron carterazos cuando ingresaron los representantes de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA); empujones bravos y gritos de indignación cuando intentó lo propio este diario. Después entró María Rachid y el resto de los dirigentes y militantes de la Falgbt. Escaleras arriba, el cordobés Luis Juez, el primero de los senadores en pisar la Sala Illia, repetía por enésima vez a un señor que le preguntaba sus razones: “Los derechos no se compatibilizan; el que está a favor, está a favor y listo”. A sólo algunas sillas de distancia, una de las asesoras de la diputada Cynthia Hotton intentaba tranquilizar a unas señoras preocupadas por lo que pudiera pasar durante la reunión.

A las tres y cuarto de la tarde hubo quórum. Liliana Negre enumeró el trabajo que la comisión realizó desde que el proyecto llegó de Diputados. “Hemos recorrido exactamente 14.147 kilómetros aéreos más 445 kilómetros terrestres, porque en algunos casos nos hemos trasladado en auto de una provincia a otra. En total, 14.592 kilómetros. Hemos recepcionado 957 exposiciones en el interior, 94 exposición acá, en la sede del Senado. Hemos realizado ocho reuniones en el Senado y nueve en provincias, con un promedio de 8 o 10 horas en provincias.” Con eso, aclaró Negre tras agradecer a quienes colaboraron en ello, procuraba demostrar que “he cumplido... bueno, hemos cumplido, la Comisión de Legislación, con la manda” de “debatir este proyecto... estoy proyectos de leyes” y llegar en fecha a dar dictamen. “Dios mediante, se cumplirá el 14 de julio” con el tratamiento del proyecto en recinto.

Minutos después, tras enumerar el proyecto sancionado en Diputados y los cinco ingresados en Senado, comenzaron a circular documentos de mano en mano entre senadoras y senadores. Ausentes el tucumano José Manuel Cano y el correntino José María Roldán, cuyos aviones se habían demorado, Negre puso a consideración los proyectos “a fin de emitir dictamen”. La salteña Sonia Escudero estuvo entre las primeras en firmar el dictamen que propone el rechazo.

Con la presencia del presidente del bloque del FpV, Miguel Angel Pichetto, llegado casi al mismo tiempo que el neuquino Marcelo Fuentes y su “buenas noches” susurrado a algunos pares, Negre anunció que se ponía a consideración el dictamen favorable al proyecto de ampliación del matrimonio civil. Pichetto aclaró que estaba presente en nombre de “la mayoría del bloque” oficialista, que acompañará el proyecto en el recinto. Luis Juez, Pedro Guastavino, Nicolás Fernández, Marcelo Fuentes y Guillermo Jenefes firmaron el dictamen; la firma de Liliana Fellner llegaría hacia el fin de la tarde, una vez que se resolviera administrativamente su nombramiento en reemplazo de Sergio Mansilla. María José Bongiorno, a quien hasta entonces se mentaba favorable al proyecto, se excusó cuando le presentaron ese dictamen a la firma; instantes después firmaba por el rechazo. Roldán y Cano harían lo propio al llegar al Senado. La lista se completó con Mario Cimadevilla, Adriana Bortolozzi, Ramón Mestre y Negre. Recordando que habían trabajado inclusive durante las semanas en que la Selección Argentina competía en el Mundial, Negre se congratuló una vez más: “La comisión ha cumplido. No es risa, trabajamos”.

La paz se esfumó en segundos. Tan tumultuosa como la entrada fue la salida, o tal vez más. “Si hay una pareja de homosexuales y otra de heterosexuales en iguales condiciones para adoptar a un chico, ¿qué preferís? ¿Por qué no te jugás? ¿No preferís una pareja normal?”, increpaba una señora exaltadísima a Luis Juez en su camino hacia la puerta. “¡El pueblo no quiere esto!”, gritaba otra, interceptada en un segundo por el activista Alex Freyre: “Nosotros también somos el pueblo”. Comenzaban decenas de conversaciones y debates que, con el correr de los minutos, bloquearon los pasillos del edificio. Negre explicaba a un movilero de TV por qué temía que comenzara el tráfico de semen. Alguien relativizaba los matrimonios ya celebrados, mientras Freyre reclamaba a un hombre ofuscado: “Respete mi matrimonio, no me trate de soltero”. Un poco más allá, una de las expositoras recibía la bendición de un pastor. “¡Viva la familia!”, arengaron unas voces juveniles. “¡Viva!”, respondían otras.

martes, 6 de julio de 2010

La UBA apoyó la ley de matrimonio gay y dijo que será “una profundización en los derechos civiles

El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires respaldó públicamente al proyecto de ley que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo y consideró que será una profundización equivalente al matrimonio civil y al divorcio vincular.
En los considerandos del comunicado emitido ayer, la UBA sostiene que “en el siglo XIX sólo existía el matrimonio eclesiástico y la ley de matrimonio civil constituyó una ampliación de los derechos civiles”.

En ese sentido, agregó que “la ley que permitió el divorcio vincular un siglo después también amplió estos derechos civiles. El matrimonio entre personas del mismo sexo será una profundización equivalente al matrimonio civil y al divorcio vincular”.

“Existe una necesidad imperiosa de separar las injerencias del Estado de las de la religión”, asegura la casa de estudios.

Por último, la universidad decidió “repudiar cualquier forma de discriminación por orientación sexual o identidad de género en nuestra Universidad y en nuestro país”.

Al respecto, el titular de la Comunidad Homosexual Argentina, César Cigliutti, dijo que “es importante y emocionante que se enuncie la no discriminación por orientación sexual e identidad de género como un principio fundamental en la construcción de una sociedad para todos y todas”.

sábado, 3 de julio de 2010

CORDOBA: Intervención urbana a favor de la ley de matrimonio para todos y todas

CbaNoticias) El próximo lunes 5 de julio se llevará a cabo una intervención urbana en la ciudad con el objetivo de apoyar el proyecto de ley de matrimonio civil que está siendo debatido por el Senado de la Nación. La iniciativa, organizada por la Multisectorial por la Democratización del Matrimonio, se realizará a las 10.30 frente a la Casa Radical y buscará apelar, a través de un cartel, al “indeciso” senador cordobés Ramón Mestre.
Durante la intervención, que consistirá en un montaje simulando matrimonios diversos, también se juntarán firmas a favor de la ley y estarán presentes las diversas agrupaciones que forman parte de la multisectorial.

El Proyecto

El proyecto de ley prevé la modificación de todos los artículos del Código Civil argentino donde figura la frase “hombre y mujer” para sustituirla por cónyuges o contrayentes.

Cabe destacar que la iniciativa jurídica ya fue aprobada por la Cámara de Diputados, y el próximo 14 de julio es el turno del Senado para votar.

De ser aprobada la ley, Argentina se convertiría en el primer país Latinoamericano en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Grupo de Facebook: 5.000 para que R. Mestre vote a favor la ley de matrimonio gay-lésbico!

politicaysociedad@cbanoticias.net

(c) Permitida la reproducción citando la fuente: (texto y link) http://www.cbanoticias.net

Córdoba Vota a Favor - Spot de la Campaña por un Matrimonio para Todas y Todos

viernes, 2 de julio de 2010

Respeto y dignidad

Por Carlos Valle *
La sexualidad humana, expresión vital de la persona, está íntimamente vinculada con lo afectivo, lo placentero y con las relaciones interpersonales. Su comprensión está modelada por todos los procesos de cambio cultural, social, religioso y científico. Su historia, que ha mostrado cambios drásticos en los últimos tiempos, está marcada por intransigencias, discriminaciones y contradicciones.

Desde que el emperador Constantino en el siglo IV adoptó el cristianismo como religión oficial, la llamada “cultura de la cristiandad” ha marcado la historia de Occidente. La concepción de una sociedad organizada por una particular y cerrada visión religiosa se prolongó por muchos siglos pero, poco a poco, se fue desmantelando por los reiterados cuestionamientos que fueron abriendo paso al desarrollo de la libertad religiosa, la tolerancia, a nuevas comprensiones del mundo y de la vida. Este proceso dio lugar a un creciente escepticismo religioso.

Esa religiosidad cristiana ha impuesto sobre la sociedad una férrea marca de control sobre la sexualidad humana. La limitación de la relación sexual en el matrimonio a la procreación, el desprecio del placer en las relaciones sexuales y el rechazo a toda manifestación de diversidad sexual fueron algunos de los postulados con los que se impuso y ejerció poder y dominación sobre la intimidad de las personas.

Hoy sabemos que ya no es posible imponer una comprensión única de la vida y de la sociedad. Las culturas y las religiones están seriamente afectadas por los cambios experimentados en el mundo y, en ese contexto, se ha relativizado su autoridad. Las verdades absolutas han dejado su lugar a posturas más modestas y tolerantes. Los desafíos de esta nueva era ponen de manifiesto que vivimos en una sociedad cada vez más pluralista en términos sociales, culturales, religiosos y étnicos.

La fe religiosa no puede imponerse. La gente recibe, selecciona e interpreta desde su propia óptica social y cultural, y sospecha cada vez más de las imposiciones autoritarias y dogmáticas.

La tendencia de varias confesiones religiosas sobre la homosexualidad ha sido la de estimar su posición como la única válida. En ese sentido, el uso tradicional que se ha hecho de la Biblia como fuente de autoridad indiscutida ha tendido a abusar de los breves textos que hacen referencia a la conducta homosexual aunque, en realidad, la Biblia no aborda la problemática de la homosexualidad como tal. Por otra parte, en la Biblia no se señala que Jesús haya hecho alusión alguna al tema, por el contrario, sí hay alusiones directas al tema de la infidelidad. La centralidad del respeto y la dignidad de todos los seres humanos están en el corazón de la fe cristiana. Una fe que se basa en el amor de Dios para todos los seres humanos sin distingos, que llama a amar a los demás seres humanos como a uno mismo. De esa manera, erradica la discriminación y la exclusión.

El concepto de matrimonio es una construcción social. Varía según la sociedad a la que nos referimos. En algunas, por ejemplo, se reconocen matrimonios monogámicos y, en otras, poligámicos. La base del matrimonio muda considerablemente según la sociedad de la que se trate, ya sea acentuando el amor romántico o el matrimonio por arreglo entre familias. En algunos lugares del mundo se prohibió el casamiento entre blancos y negros o entre blancos y asiáticos. Los derechos de las mujeres fueron cambiando hasta obtener igualdad legal. El divorcio vincular ha sido aceptado alrededor del mundo.

Algunas confesiones religiosas sostienen que el matrimonio es una institución sagrada que impone ciertas reglas a los contrayentes. En general, ceremonias o contratos matrimoniales –religiosos o no– involucran una serie de deberes y derechos, tales como el cuidado y la protección.

Sin embargo, el matrimonio religioso, no importa el carácter que se le otorgue, no tiene el mismo significado que el civil. El civil es un contrato social con repercusiones de variado tipo, pero sin consecuencias religiosas que lo determinen. Los fundamentos y requerimientos de un casamiento religioso deben resguardase para los creyentes, pero no corresponde imponerlos a la sociedad toda.

La convivencia en una sociedad pluralista sólo es posible cuando se preservan el respeto y la dignidad de todos los seres humanos. Para este fin, el Estado debe procurar que los derechos sean ejercidos sin ningún tipo de discriminación. Y esto es parte de nuestra propia historia.

El pedido de la modificación legal que permita a los homosexuales que lo deseen ejercer sus derechos como las parejas heterosexuales debería encuadrarse en el marco de esta sociedad plural, que busca preservar la libertad y la dignidad de todos.

* Pastor de la Iglesia Metodista argentina, ex presidente de la Asociación Mundial para las Comunicaciones Cristianas. Texto que el religioso no pudo leer en la comisión del Senado que debate el matrimonio gay.

Porque La Biblia Me Lo Dice (5 de 10)

jueves, 1 de julio de 2010

La Iglesia convocó a la comunidad educativa a pronunciarse en contra del matrimonio gay

Desde los estamentos más altos de la institución católica lanzaron una campaña para sumar adhesiones en las escuelas contra la aprobación del proyecto que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo. Para el Gobierno, la convocatoria es "peligrosa" ya que "utiliza a los chicos para este tipo de discusión política".

"Nos parece peligroso, como ya ocurrió en estos días en algún lugar, utilizar a los chicos para ese tipo de discusión política", señaló el ministro de Educación, Alberto Sileoni, sobre la campaña lanzada en medio del debate que lleva adelante el Senado sobre el proyecto que permite el casamiento entre personas del mismo sexo.

La "Declaración ciudadana por la vida y la familia", en la comisión de Laicos del Episcopado invita a sumar la firma de la familia contra el matrimonio homosexual, se extendió desde las autoridades de 2500 escuelas católicas a a los padres de unos 400 mil estudiantes.

"Hemos trabajado en conjunto con la iglesia evangélica y organizaciones judías y musulmanas y tuvimos una gran respuesta. En total, estimamos que ya superamos el medio millón de firmas de personas que se oponen al matrimonio homosexual", sostuvo el titular de la comisión, Justo Carbajales.

La iniciativa de la Iglesia se conoció luego de que el Gobierno de la provincia de San Juan dispuso que los alumnos y docentes que participaron de una marcha realizada el pasado viernes contra el matrimonio de personas del mismo sexo tuvieran "falta justificada" y no recibieran sanciones.

"No nos parece que los chicos deban estar en el medio de esta discusión de adultos", aunque "siempre es una tentación usarlos y ponerlos en la calle" con ese propósito, lamentó Sileoni en declaraciones radiales.

"Nosotros estamos por la ampliación de los derechos, por la igualdad de los derechos", añadió el ministro, que consideró un "abuso" la decisión de la administración de San Juan.

Otro casamiento, el octavo en el país

Ocho años de convivencia y un amparo después, el Estado porteño casó ayer legalmente a la octava pareja integrada por personas del mismo sexo. Diego de Jesús Arias, encargado de un edificio de San Telmo, y Leonardo Miguel de Santo, de 37, consiguieron la libreta colorada en el Registro Civil de la calle Uruguay por la mañana. Alex Freyre, el activista integrante de la primera pareja de varones casados en Argentina, fue testigo del enlace, celebrado en una ceremonia populosa que contó, entre sus invitados, con Víctor Santa María, titular del Sindicato Unico de Trabajadores de Edificios de Renta Horizontal (Suterh) y también presidente del Partido Justicialista en la ciudad, quien se manifestó en favor de la aprobación de la ley en debate en el Senado. El enlace pudo celebrarse luego de la autorización de la jueza porteña Alejandra Petrella. “Esta ley se tiene que aprobar”, “antes que decir no, que se abstengan”, reclamaron los asistentes a la boda ante las cámaras y grabadores. “El reclamo por la igualdad ante la ley para todas las familias sigue recibiendo adhesiones en la Justicia y entre los referentes sociales y políticos”, observó la presidenta de la Federación Argentina LGBT, María Rachid.