Desde la ley de 2005 que permite el matrimonio gay en España, se han casado unos 28 mil homosexuales. Y el dato llamativo es que en casi la mitad de las bodas, uno de los cónyuges no es español, según un informe publicado ayer por El Correo de Bilbao.
Así, los extranjeros protagonizan un 45% de las bodas homosexuales, mientras en el caso de los matrimonios heterosexuales su incidencia es apenas del 19%.
España es además el país dónde más matrimonios entre personas del mismo sexo se han realizado, una situación que se explica porque, junto a Sudáfrica, es la nación más poblada entre las que permiten estas uniones.
Durante los primeros cuatro años de vigencia de la ley se han casado en España más de 14.000 parejas del mismo sexo, según datos extraoficiales. A finales de 2008, última fecha para la que existen cifras del todo fiables, la contabilidad de los registros civiles permitía sumar un total de 12.324. El 36% de esas parejas está integrado al menos por un extranjero, pero ese porcentaje no para de crecer y el pasado año alcanzó ya el 45%.
El fenómeno no es nuevo. Sucedió lo mismo en Holanda y Bélgica, los dos primeros países que legalizaron el matrimonio entre personas del mismo sexo. En España, la casuística es diversa pero conduce al mismo destino. Cuando sólo uno de los miembros de la pareja tiene nacionalidad extranjera, lo habitual es que “se casen y se instalen aquí para disfrutar de los mismos derechos que una pareja heterosexual”, explica Antonio Poveda, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
Efectivamente, los datos indican que de cada 10 parejas gays que se casan, al menos tres optan por quedarse a vivir en España. Según Poveda esto se explica porque “entre nosotros pueden vivir su relación con seguridad y libertad. En muchos casos el cónyuge extranjero es latino o de algún país en el que los índices de homofobia son muy altos, como en México”.
Otro aspecto importante a la hora de fijar el lugar de residencia definitivo tiene que ver con la adopción, que sólo es posible para un matrimonio formado por personas del mismo sexo allí donde ha sido legalizado.