–Se habla bastante poco del derecho a elegir –asume Darín–. Todo está preconcebido, globalizado, digitado, conducido. Más allá de las connotaciones sexuales, es una apuesta muy firme al derecho a poder elegir sobre tu propia vida. Me reconocí ignorante, supe que lo primero que habría hecho sería consultar a quien se supone que sabe, permeabilizarme a las opiniones que vinieran del exterior, de la ciencia, los médicos, la sociedad, los amigos. Y en realidad no debería ser así. Tampoco la religión, ni las creencias deberían ser inducidas por nadie. Estaría muy próximo a cometer un error, a tomar una decisión por otro.
–¿Qué otros aspectos de la crianza y la educación se cuestionó?
–Si hacemos un balance, son muy pocas las cosas que nacieron con nosotros como prejuicios: vienen de la mano de la cultura, la educación, el barrio, la atmósfera en la que nos desarrollamos. En ese punto, XXY me parece didáctica: cuando elegís un camino, quieras o no, podés estar marcando posición. Si la devolución es un proceso reflexivo, me siento reconfortado. Como no se trata de bajar línea, a lo máximo que puedo aspirar es a abrir una compuerta para que el pensamiento se dilate...
–¿Qué debates instala la película?
–A los 20 yo quería cambiar el mundo y ahora pienso en qué hacemos con el que tenemos. A mí, que un tipo muestre un mínimo atisbo de predisposición a reflexionar y pensarse me parece bueno. A mí me interesa generar algo en aquel que está más cerrado, más prejuicioso, el que pensás que no va a abrir nunca la compuerta. Ahí es donde hay algo para hacer. El que está a favor de sostener el derecho a la libertad de elección y de palabra, ya viene macerado. Y los otros podemos ser nosotros mismos, puestos en otra situación.
Y se descubrió extrañamente habituado a dirigir, como si estuviera impregnado de cientos de consejos, anécdotas, errores de otros que lo dirigieron, “con un lote de conflictos encima” y –sobre todo– arrepentido de no haber llegado a fondo en la investigación. “Pero frente al hecho consumado, cuando tengo que decidir cuál es la vibración, me doy cuenta de que en la gimnasia del día a día, lidiando con unos y con otros, algunas cosas te quedan –dice–, y vas incorporando más datos de los que habías imaginado. Estoy atento al compromiso más grande: cuidar el relato y a los actores. El corte, la dinámica vienen por añadidura”.
lunes, 5 de noviembre de 2007
XXY - PELICULA DE DARIN EXCELENTE
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