Todo comenzó un día de verano yo estaba en mi casa tirado en el living viendo algunos programas de TV. Vivo en Mendoza una provincia de Argentina donde a la siesta parece desaparecer todo.
En un momento dado sentí la necesidad de tirarme a la sombra en mi patio, quería dormir una siesta, de repente veo caminar alguien en la medianera, por un segundo me sorprendí pensando que podían ser ladrones pero luego constaté que se trataba de mi vecino, un tipo con el nunca había cruzado palabra alguna, a pesar de que hacia un año que vivía al lado de mi casa. Lo miré con cara de interrogación ¿Qué estaba buscando?, él me miró, me pidió disculpas por tomarse el atrevimiento de treparse pero quería ver si no había en mi patio una pelota que uno de sus hijos había extraviado, me encargó que si la veía le avisara, le di mi OK.
Pasados unos minutos pude ver en mi árbol, entre una rama arqueada, una pelotita color rojo, me di cuenta que era lo que buscaba este hombre y me subí a la medianera para decirle que la había encontrado, tratando de no hacer ruido dado que mis padres descansaban.
-Disculpá ¿Cómo era tu nombre?, le pregunté,-Ah, hola, Diego es mi nombre, me respondió. Estaba tendido en una reposera tomando sol...
-¡Encontré la pelotita de tu hijo!-¡Uh que buena onda! Gracias por traerla... -Bueno, atajala! le dije, y la agarró con sus dos manos. Luego de agradecerme me invitó a cruzar la medianera para tomar algo, acepté, salté y caí de pie en el pasto, él se sonrió, charlamos un poco y me dijo que su mujer viajaba con sus hijos a San Luis a ver a sus padres que él no iba por que no se bancaba sus suegros, hablamos de música y películas.
-¿Te gusta el cine? le pregunté, me respondió que si, muchísimo, que tenía muchas películas y me invitó a su casa a verlas. Cuando entramos pude apreciar que tenía una amplia filmografía, y entre tantas cintas pude ver también mucho material x x x escondido en una caja, no me aguanté y le pregunté -¿Esas son porno? Se sonrío y me dijo- ¡Claro!-Nunca he visto una, le dije -Ahora la vas a ver, y sacó una bastante vieja, parecía ser de los ochenta.
Inmediatamente pude ver una mujer siendo penetrada por dos tipos mientras uno observaba por una ventana y se masturbaba, empecé a coparme con la película y mi pija se empalmó, lo cual me avergonzó por que llevaba unos pantaloncitos cortos que no podían disimular la erección de mi pene, que si bien no mide 20 cm es demasiado grueso y con un glande grande, pero si mi erección se notaba, ni que hablar de la de Diego, pronto pude ver como crecía un bulto gigantesco en la entrepierna de mi vecino.
Empecé a sentir mucha calentura, él me preguntó si la película me gustaba, le respondí que demasiado, en ese momento su pija se salía por el costado de su malla, tomó mi mano y la llevó a su paquete, cuando lo sentí en mi puño no podía creer la potencia de su tremendo aparato, no aguanté me arrodillé y sin la más mínima idea comencé a chupar su verga que entraba un poco apretada en mi boca, podía sentir el calor que emanaba su tronco tieso ¡pero yo no tenía ni idea de cómo encarar semejante vergón! Nunca había chupado una, por eso el mientras yo pasaba mi lengua por su glande me iba dando algunas instrucciones para una buena mamada.
Empecé un vaivén bastante rítmico, y Diego comenzó a gemir.
-¡No te puedo creer pendejo la chupas mejor que mi mujer! Me gritaba, mientras yo tenía todo su aparato en mi boca- ¡no! pará, pará me decía, me vas a sacar toda la leche si seguís así y yo quiero tu orto.
Cuando me pidió eso me dio algo de miedo iba a ser mi primera vez ¡dos días después de haber cumplido mis 18 años! ¡y con un miembro descomunal!, pero él inmediatamente llenó sus dedos de saliva y comenzó a preparar mi orificio, luego me dijo que me acostara boca abajo en la cama, que todo iba a estar bien, que no me iba a olvidar de él jamás y chupó mi culo como una bestia, de repente sentí algo duro tratando de ingresar, un leve dolor, y luego sentí la sensación más extraña de mi vida, su cabeza ya estaba adentro, grité, él me tomó la cara y enterró todo su aparato hasta que sus bolas comenzaron a golpear con fuerza mis nalgas, su pene era muy grande, centímetro que ingresaba abría cada vez más mi orificio.
-¿Te gusta pendejo? Me preguntaba agitado,-mirá que puedo darte así toda la tarde ¿eh? yo gemía no podía creer que me estuviese empalmando aquel rubión machote de 45 años, de vez en cuando giraba mi cabeza para contemplar su rostro varonil lleno de placer, ver su cuerpo lleno de vellos color oro que cubrían su pecho, luego el dolor desapareció y comencé a gritar de placer ¡como me estaba cogiendo ese tipo!, era mi primera vez y no podía creer que estuviera dándome tanto placer.
Mientras me cogía me decía que lo podíamos repetir pero iba a ser nuestro secreto. Luego le dije que no aguantaba más que me iba a saltar toda la leche, él me puso en cuatro sobre el piso sacó su verga gigante y se vino a mi cara llenándomela de leche, mucha leche, yo me pajeé muy fuerte y largué un chorro terrible. Luego el apagó la TV y me invitó para la noche, sabía que me esperaban varios días de placer,él me dijo que no podía creer como cogía yo, que era un maestro, salté la medianera y volví a casa.
Así fue por varios días, cogidas a la noche, tarde, hasta que su mujer volvió de vacaciones, nunca podré olvidar cuando Diego abrió mi orto ni las demás cogidas que este macho me dio. Fue nuestro secreto, después de todo, a mis 18 años logré alivianar las tardes de calentura de mi vecino que llevaba casi quince días con su pija sola y dura... y yo estuve ahí para complacerlo.
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