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domingo, 10 de mayo de 2009

“Ahora, nuestra lucha pasa por poder adoptar un niño”


César Cigliutti y Marcelo Suntheim son la primera pareja homosexual del país con unión civil. Hablan de los prejuicios de la sociedad y las instituciones.

“Ahora queremos adoptar un hijo. El activismo en la CHA coincide con las metas que tenemos como pareja. Nuestros objetivos no son muy diferentes de los de cualquier pareja que desea adoptar niños. Uno entra al activismo porque no tiene derechos, y cuando necesita adoptar en pareja debe inclinarse al activismo para iniciar debates de opinión, presentar proyectos, etcétera”, asegura Marcelo Suntheim.

Junto a su pareja, César Cigliutti, se convirtieron en los primeros homosexuales en obtener una unión civil en el país. Esta semana estuvieron apoyando con la CHA (Comunidad Homosexual Argentina) la sanción de la nueva ordenanza para este tipo de uniones en nuestra ciudad.

César, presidente de la CHA, comenta las dificultades a las que se enfrenta la comunidad homosexual a la hora de luchar por sus derechos. Asegura que las presiones de instituciones religiosas y los prejuicios de la sociedad son las principales trabas para conseguir los resultados.

“Desde la CHA se trabaja mucho el tema específico de la legislación; no es que nosotros nos sentimos discriminados, sino que efectivamente hay algo que nos excluye -dice Cigliutti-, que no nos considera en derechos como la unión civil nacional, el matrimonio, la herencia, la coadopción, la donación de sangre, o el hecho de que aún existan en 10 provincias del país figuras como códigos contravencionales que criminalizan a los homosexuales y las travestis, como tantas otras cosas”.

El presidente de la CHA sostiene que en la actualidad conviven en el país los logros de ordenanzas como la de nuestra ciudad, con otras donde “se lleva detenido a un gay porque camina mariconamente por la calle”.

- ¿Se mantiene la misma discriminación de las instituciones?
- Aún hay muchos debates que tienen que ver con la religión y que uno debe seguir explicando, vinculado al concepto de “natural”. Esto pasa porque el Papa sigue diciendo lo mismo; mientras sostenga toda esta creencia y la Iglesia actúe como lo hace, de una manera hasta violenta, va a ser mucho trabajo.

- ¿Cómo se presenta el poder de la Iglesia en nuestro país?
- En Argentina la Iglesia no se conforma con hacer declaraciones, aquí llama por teléfono a legisladores y diputados, hace presión, manda a grupos. Eso lo vivimos todo el tiempo, estamos cuando llaman por teléfono. Es difícil combatir contra eso, pero lo mismo se aprueban las leyes, como aquí. Quizás, tanto poder no tienen.


La visibilidad


Cigliutti explica el trabajo que se viene realizando desde la CHA para enfrentar los prejuicios sociales. Comenta que se basa en la visibilidad: “Mal podríamos sostener un discurso del orgullo si estamos escondidos”, sostiene.

“El primer presidente de la Comunidad, Carlos Jáuregui, fue el primer homosexual del país que puso su cuerpo y su identidad. Todos los activistas de la CHA somos figuras públicas, no tenemos ningún problema de enfrentar una cámara de televisión o salir en un diario”, explica y agrega que también fue positivo para la causa de la organización que otras personas, quienes no eran activistas, dieran su testimonio. “La palabra de escritores, artistas y periodistas, entre otros, nos ayudó mucho para que caigan varios mitos”, asegura César.

- Pese a este trabajo, se mantiene la discriminación en la calle.
- Sí, pero la violencia de hace 25 años, hoy no existe. Puede suceder que alguien haga un chiste tan violento como cualquier otra cosa, pero en general hay menos homofobia, más respeto y mayor conciencia de que si uno se burla mucho es porque algo le pasa.

No creo que si uno se burla de un gay es porque es gay, pero igual algo no está resuelto en esa sexualidad que hace que no esté relajado frente a un maricón, por ejemplo, ante un travesti.

- ¿Es posible que también haya disminuido la discriminación porque está bien visto ser tolerante ante estas cuestiones?
- Sí, son las dos cosas. Sucede que vencer un prejuicio no se logrará con una ni con 20 leyes, se necesitará mucho tiempo. Sobre todo cuando culturalmente se debe vencer el machismo. Si hay algo que caracteriza al machismo en Argentina es que pone a la mujer como un objeto, en primera instancia, y luego desprecia al maricón. Eso cuesta bastante. Si juegan River y Boca, peor, el fútbol desata todos los demonios.


La adopción y sus prejuicios


La nueva lucha de César y Marcelo, como la de todos los integrantes de la CHA, es la de posibilitar la adopción a parejas homosexuales. Aquí se deben enfrentar varios prejuicios donde se cree perjudicial la crianza de niños por dos personas de un mismo sexo.

“Está comprobado que el porcentaje de hijos gay, lesbianas o trans se mantienen en todas las parejas, sean heterosexuales, homosexuales o lo que sea”, sostiene César y agrega: “Además, no es un problema que los hijos sean gays; puestos a elegir, prefiero que así sea, soy muy feliz siendo así”.

Comenta que desde la Comunidad editaron un libro donde los principales referentes del mundo del psicoanálisis hablan a favor de la coadopción por parte de parejas gays y lesbianas. “Tampoco son cosas en las que se pueda convencer a la gente sólo con un libro”, aclara el presidente de CHA.

Señala que el año pasado realizaron una campaña dando visibilidad a las parejas de gays y lesbianas que tienen hijos, “para que la gente conociera y viera que es algo que va a suceder, sino que lo viene haciendo desde hace mucho tiempo”.

- Muchos dicen: “Ahora falta que los homosexuales quieran tener hijos”.
- Sí, falta -dice sonriendo César-.

Marcelo complementa las palabras de su pareja diciendo que hace tiempo que desean adoptar como pareja a uno o dos niños o niñas, “quien más lo necesite y de las edades que nos lo puedan dar”.

- Aún desde lo legislativo no se permite la adopción.
- Desde lo legislativo no se puede adoptar - asegura Marcelo Suntheim-. La ley de unión civiles es local y no interfiere sobre las leyes de adopción ni las puede modificar. Nosotros, desde el CHA, presentamos en el 2005 un proyecto al Senado, un proyecto de alcance nacional de unión civil donde sí se incluían derechos de coadopción, herencia completa, pensión por fallecimiento y algunos derechos un poco más relacionados al matrimonio. Todo pensado tanto para personas del mismo sexo como para parejas heterosexuales.

Comenta que éste, como tantos otros proyectos, ni siquiera pasó por un debate en las comisiones. Posibles reformas a la ley de matrimonios, “proyectos menos ambiciosos” según Marcelo, no tuvieron lugar para ser tratados. “Nosotros elaboramos una propuesta similar a la que se utiliza en Brasil, Europa y otros lugares, por eso valía la pena al menos debatirlos”, indica lamentándose Suntheim.

Marcelo indica que “es importante saber que como soltero se puede adoptar en Argentina; de ese modo adoptan todos los gays y lesbianas”. No obstante, aclara que el problema está en la falta de derechos de sus hijos. “Si yo adopto como soltero, criamos al niño como pareja y yo fallezco, el niño pasa a un orfanato porque mis padres no están en edad de criarlo. César tampoco lo podría cuidar, aunque haya sido el padre desde el momento de tenerlo”, indica.

Juntos señalan que estas razones se suman para incentivar la intención de adoptar como pareja y no como solteros. “Si a mí me pasa algo y no lo puedo llevar a la escuela, mi pareja no puede decidir por el niño”, comenta Marcelo.

“No sé por qué les molesta tanto que tengamos o no estos derechos, si no es la plata de ellos, no son los hijos de ellos”, se confiesa César Cigliutti, y luego continúa: “Del mismo modo, el formar una familia heterosexual tampoco garantiza que sea una buena familia. No me interesa competir diciendo que los gays son mejores, tampoco estoy de acuerdo con eso. Pero garantías no las tiene nadie, la única garantía es el amor que uno le va a brindar a sus hijos”.

Ordenanza de uniones civiles en Río Cuarto

- ¿Que significa la ordenanza para la lucha de la comunidad homosexual?
- Hay que reconocer que cualquiera de las conquistas que tienen que ver con nuestra comunidad, para nosotros siempre son gigantescas, nunca son chicas. Es mucho trabajo, generan mucho debate y oposición. Aquí veníamos con una expectativa casi justa, y nos sorprendió mucho el debate y el resultado unánime -responde César Cigliutti, presidente de la CHA.

Sostiene que “es importante que esto genere el tratamiento de temas vinculados a la discriminación, a la defensa de los derechos humanos y de principios”. Según Cigliutti, la decisión del Concejo Deliberante toma mucha fuerza con estos temas, debido a que “es difícil que una persona diga que ‘sí’, si no está del todo convencida, y sucede lo mismo cuando es lo contrario”.

La definición que se acordó en el legislativo esta semana tiene pocos antecedentes en el país. La primera ordenanza se promulgó en Buenos Aires, y se convirtió en la primera experiencia en toda Latinoamérica y el Caribe.

Luego vinieron las actuaciones en las ciudades de Río Negro y Carlos Paz, pero aún no han sido reglamentadas. La de Río Cuarto se convierte en la primera que se determina desde un comienzo con la reglamentación. Es más significativo este logro por la dimensión de nuestra ciudad en relación a las otras con la misma ordenanza. “El logro en Río Cuarto tiene mucho que ver con las organizaciones que trabajan la temática y los representantes que votó la gente. Son proyectos que si uno no trabaja por convicción, no prosperan y se quedan varados”, sostiene Cigliutti.

La resistencia en el país

“Nosotros promovemos la presentación de proyectos en provincias”, comenta Marcelo Suntheim. Indica que hace 3 años legisladores de la provincia de Córdoba propusieron la unión civil, se evaluó la posibilidad y les contestaron que no era posible la aprobación. Del mismo modo, se promovió la iniciativa en provincias como Mendoza y Misiones, y estuvieron en la reforma de la constitución de Entre Ríos apoyando la inclusión de la unión civil, aunque al final no se incluyó.

- ¿Qué zonas del país ofrecen más resistencia a estos cambios?
- Las del Norte -dice César-. Creemos que por cuestiones culturales, el sur suele ser más moderno, con ideas más nuevas, leyes más progresistas y la gente se preocupa en otras cosas.

- Además -completa Marcelo-, las migraciones son diferentes, hacia el Norte hay una corriente migratoria española muy fuerte, mientras que al sur hay una mezcla de países europeos. Esas formas de pensar se transmiten por generaciones y eso ayuda a pensar, sólo en parte, la resistencia de uno y otro lugar a estas ideas.

“Del mismo modo, se puede atribuir esto a culturas preexistentes. En Misiones, los guaraníes tenían un lugar asignado para los gays, era un lugar femenino. Se lo vestía con ropa del género opuesto, como lo que hoy se designa como un transgénero. Esta forma de pensar ha sido heredada”, comenta Marcelo Suntheim, miembro del CHA.

Luis Schlossberg
lschlossberg@puntal.com.ar

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