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domingo, 10 de mayo de 2009

El comunicado del obispo Martín por la ordenanza que aprueba las uniones civiles en Río Cuarto

Frente a la promulgación de la ordenanza municipal por la que se crea un registro de uniones civiles

.- La Iglesia Católica reafirma la Buena Nueva del matrimonio y la familia: unión permanente de amor y de vida entre un hombre y una mujer para sostenerse mutuamente y engendrar y educar a los hijos. Esta es la base natural para estructurar la sociedad y la garantía de la perpetuidad de la especie humana. Por ello el Estado ha de favorecerla, promoverla y protegerla con leyes justas.

.- Las uniones homosexuales carecen de una verdadera complementariedad sexual y están cerradas a la comunicación de la vida, constituyendo una forma antinatural de relación y, por lo tanto, son intrínsecamente desordenadas en el orden moral. No pueden ser nunca la base estructurante de una sociedad, pues de ese modo terminaría la misma por la incapacidad de comunicar la vida.

.- La Iglesia enseña que el respeto a las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. Si bien la ordenanza Municipal habla sólo de un “registro”, el modo como se ha comunicado a la opinión pública es el de la legalización de este tipo de uniones llevando una carga de gran confusión.

.- Es importante hacer notar el valor pedagógico de las leyes. Las formas de vida y los modelos expresados en las mismas no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y valoración de los comportamientos. La legalización de estas uniones llevaría al oscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales

.- Este Obispado hubiera deseado que el Honorable Concejo Deliberante hubiese promovido una consulta amplia a diversas entidades intermedias, a las diversas denominaciones cristianas, a otros credos y a la Iglesia Católica, de modo que se escucharan todas las voces antes de legislar sobre una materia de tan delicado contenido.

.- También entiende que estos contenidos legislativos nunca habían sido propuestos en las campañas electorales. Recuerda que los legisladores son mandatarios del pueblo, pero no para legislar sobre cualquier cosa sino en cumplimiento de la propuesta hecha a la ciudadanía. Los ciudadanos dan un mandato en base a propuestas claras que los candidatos se comprometen a respetar. No consta que sobre esta materia de tanta gravedad, los que hoy han legislado sobre la misma, la tuvieran en sus propuestas electorales.

.- Finalmente recuerda el preámbulo de la Constitución Nacional que invoca a “Dios como fuente de toda razón y justicia”. Rogamos a Dios que nuestras autoridades a la hora de legislar lo tengan presente para inspirarse en las leyes que promulguen.

.- Nuestra fe Católica, basada en la Revelación Bíblica (Palabra de Dios) y en la Tradición de la Iglesia, esclarece, da profundidad y fundamento último a lo expresado.

.- Implora a la Inmaculada Concepción, patrona de Río Cuarto ampare y proteja a nuestro pueblo.

Fuerte crítica de la Iglesia al Concejo por las uniones civilesMonseñor Martín dijo que no hubo una “consulta amplia” para “escuchar todas las voces antes de legislar”.

Monseñor Eduardo Eliseo Martín se quejó en duros términos por el tratamiento que tuvo en el Concejo Deliberante la creación del registro de uniones civiles, ordenanza que fue votada el jueves por unanimidad y que permite que personas de un mismo sexo alcancen a nivel municipal un mínimo de formalidad para su relación de pareja.

El prelado fustigó al cuerpo deliberativo por no haber promovido “una amplia consulta antes de legislar”. Reprochó que el tema no fue planteado en las plataformas electorales y recordó que “los legisladores son mandatarios del pueblo, no para legislar sobre cualquier cosa sino en cumplimiento de la propuesta hecha a la ciudadanía”.

La máxima autoridad de la Diócesis de Río Cuarto decidió hacer conocer su postura a través de una solicitada.

Dos días después del debate en el recinto del Concejo, el obispo plasmó en nueve párrafos su disgusto por el trámite que tuvo la ordenanza y dejó sentada la ortodoxa posición de la Iglesia en cuanto a la preservación del matrimonio y la familia, y la consideración de las uniones homosexuales como “una forma antinatural de relación”.

“La Iglesia Católica reafirma la buena nueva del matrimonio y la familia: unión permanente de amor y de vida entre un hombre y una mujer para sostenerse mutuamente y engendrar y educar a los hijos. Esta es la base natural para estructurar la sociedad y la garantía de la perpetuidad de la especie humana. Por ello, el Estado ha de favorecerla, promoverla y protegerla con leyes justas”, arranca diciendo monseñor Martín en su escrito.

Y sigue: “Las uniones homosexuales carecen de una verdadera complementariedad sexual y están cerradas a la comunicación de la vida, constituyendo una forma antinatural de relación. Y, por lo tanto, son intrínsecamente desordenadas en el orden moral. No pueden ser nunca la base estructurante de una sociedad, pues de ese modo terminaría la misma por la incapacidad de comunicar la vida”.

“La Iglesia enseña que el respeto a las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual, ni a la legalización de las uniones homosexuales. Si bien la ordenanza municipal habla sólo de un registro, el modo como se ha comunicado a la opinión pública es el de la legalización de este tipo de uniones, llevando una carga de gran confusión”, agrega.

Más adelante, indica: “Es importante hacer notar el valor pedagógico de las leyes. Las formas de vida y los modelos expresados en las mismas no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y valoración de los comportamientos. La legalización de estas uniones llevaría al oscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales”.


“Este Obispado hubiera deseado que el Honorable Concejo Deliberante hubiese promovido una consulta amplia a diversas entidades intermedias, a las diversas denominaciones cristianas, a otros credos y a la Iglesia Católica, de modo que se escucharan todas las voces antes de legislar sobre una materia de tan delicado contenido”.

“También entiende que estos contenidos legislativos nunca habían sido propuestos en las campañas electorales. Recuerda que los legisladores son mandatarios del pueblo, pero no para legislar sobre cualquier cosa sino en cumplimiento de la propuesta hecha a la ciudadanía. Los ciudadanos dan un mandato en base a propuestas claras que los candidatos se comprometen a respetar. No consta que sobre esta materia de tanta gravedad, los que hoy han legislado sobre la misma, la tuvieran en sus propuestas electorales”.

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