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domingo, 29 de noviembre de 2009

Michetti dice que Macri "se equivocó" con el matrimonio gay

Jaime Rosemberg
LA NACION

"Ay, voy a parecer Shakira, de gira por el país", bromeó Gabriela Michetti a modo de respuesta diplomática para dos dirigentes de Mendoza y San Luis que se disputaban su visita en un futuro cercano.

En el vestíbulo del hotel Savoy, donde ayer se desarrolló el encuentro de referentes nacionales de Pro, la ex vicejefa de gobierno porteño se muestra con energía renovada luego de semanas de viajes y descanso obligado por razones de salud. "Los que tenemos fe contamos con una fuerza extra para seguir adelante", se confiesa ante LA NACION. Tan distendida se muestra que critica con naturalidad incluso a su jefe político, Mauricio Macri.

¿Sobre qué? Nada menos que el matrimonio gay, autorizado por el jefe de gobierno porteño, en una decisión que provocó malestar en su admirado jefe del Episcopado, Jorge Bergoglio. "¿Si se equivocó Macri? No estaba en el país, pero yo no lo habría autorizado. El matrimonio homosexual y el heterosexual no son lo mismo, y las posiciones de Mauricio y Bergoglio son incompatibles", se diferencia.

En cambio, se alinea con el proyecto de unión civil que el macrismo presentó anteayer en el Congreso para aplacar el enojo de la Iglesia. A diferencia de Macri, su relación con Bergoglio sigue siendo la mejor: esta semana volverán a reunirse para hablar de éste y otros asuntos.

Como final oficial de su ostracismo político luego de las elecciones del 28 de junio, Michetti habla con entusiasmo de sus planes como diputada nacional, cargo que asumirá el próximo jueves, y le apunta al gobierno nacional: "Dejó en claro en estos días que va a intentar hacernos la vida imposible, y va a destruir en lugar de construir".

Pero, claro, lo que más sorprende es su crítica a Macri. Para ella es natural: "Nuestra relación no tiene posibilidad de ser mala: él es como un tío de mi hijo y yo soy la tía de sus hijos. La confianza me permite decirle lo que pienso", monologa mientras termina su café.

Promedia la mañana y el "por supuesto, querido" de Michetti se repite ante cada uno de los interminables requerimientos de dirigentes del interior, ansiosos por su foto junto a la ganadora de las últimas elecciones en la Capital.

De nuevo en la charla, Michetti usa las palabras de su jefe político para defenderse de las críticas por el mal manejo del escándalo de las escuchas ilegales. "Se subestimó el nivel de conflicto que [Jorge] Palacios podía traer consigo. Iba a impactar y no lo supimos ver", aunque cerca de ella afirman que no le gustó ni le gusta nada la dimensión política que tomó el asunto, con la detención de Palacios y del espía Ciro James incluida. Su desagrado es conocido (y criticado) por el sector macrista que se le opone, con el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el legislador peronista Cristian Ritondo a la cabeza.

Sin dudar, Michetti apoya el anunciado relanzamiento del gobierno porteño: "Nos permitirá parar la pelota y decirle a la sociedad lo que hicimos bien y mal".

De todos modos, defiende a Guillermo Montenegro y a Mariano Narodowski, los ministros de su confianza más cuestionados. "El gordo es mi amigo, y Narodowski está para pensar la educación a nivel nacional", asegura.

Ya sueña con su labor en las comisiones de la Cámara baja vinculadas con lo social y con el Mercosur, y cree que antes de profundizar los vínculos con Felipe Solá y Francisco de Narváez, Pro debería "priorizar la construcción propia" en 2010.

¿Y el futuro? "Claro que tengo ambiciones, pero no actúo midiendo el efecto de lo que hago", se ataja. Critica la "tontería de la oposición, que se pelea en lugar de construir". Pero está claro que la pelea por la sucesión de Macri, con Rodríguez Larreta como principal rival, está lanzada.

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