Mi historia se basa en una increíble experiencia que tuve con un compañero de trabajo en mi despacho.
Tengo 28 años y me llamo Miguel. Trabajo desde hace 5 años en una multinacional y después de mucho esfuerzo he conseguido ser uno de los responsables máximos de la sección de ventas.
Poco tiempo después de ascender en mi trabajo conseguí algo que en aquellos tiempos me parecía fantástico...mi propio despacho. No era mucha cosa, pero por fin tenía un sitio propio donde trabajar en aquel edificio. El ascenso, aparte de un aumento considerable, supuso que me asignaran una secretaria. Hicimos un casting y fui yo quien escogió al afortunado.
Pocos días después más de 20 candidatos/as se presentaron. Se hizo difícil la elección, pero finalmente elegí a un chico que tenía 23 años, recién salido de la Universidad, pero con ganas de trabajar, y que en aquellos momentos sólo me llamó la atención por su manera hablar, franca y directa.
Marcos, que así se llamaba, empezó el trabajo muy bien, era eficiente y trabajaba mucho más de lo que yo le pedía.
Un día le comenté que ese fin de semana iba a quedarme a trabajar en la oficina porque teníamos trabajo acumulado y tenía que acabarlo. Para mi sorpresa Marcos se ofreció a ayudarme y decidió, aun en mi contra, trabajar tambien ese fin de semana.
El sábado fue muy agotador, trabajamos prácticamente todo el día, pero me gustó porque conocí mucho más a Marcos.
Cuando eran las doce, le dije a Marcos que se fuera, y tras mucha "discusión" conseguí echarle hasta el día siguiente. Yo estaba cansado, y decidí quedarme esa noche en el despacho. Como había televisión puse a verme una película, y conseguí ver una peli porno gay que hacían en un canal de pago. La noche se hizo muuuuuuuuuuy placentera, y tras una increíble paja y una ducha en los lavabos del edificio dormí en el sofá.
El domingo vuelta al trabajo. Me despertó Marcos, que me trajo un café caliente y unas pastas. Por la tarde estaba muy cansado, y la verdad decidí parar un poco. De pronto pasó algo que cambió todo ese fin de semana.
Yo estaba de pie en el despacho, apoyado a la mesa, cuando entró Marcos con una cara diferente hasta entonces. Se acercó hasta mí, frente a frente, me miró a los ojos y me dijo:
-Ayer cuando me fui me dejé las llaves de casa en mi mesa y volví enseguida a buscarlas cuando te vi como te masturbabas viendo una peli porno que hacían en la tele.
Me dejó helado, no sabía qué responder, pero mi sorpresa vino justamente después.
-Como soy tu secretario he decidido que ya es hora de actuar como tal.
Sin previo aviso se acercó a mis labios y comenzó a besarme. Yo no sabía cómo reaccionar, pero cada vez más me gustaba más. Resultaba que Marcos también era gay, y yo no lo sabía.
Marcos me desabrochó los pantalones y se agachó. ¡Quería chupármela! Yo no sabía muy bien qué hacer, así que le aparté, y me dirigí a la puerta, que cerré debidamente con llave.
-Mejor que hagamos las cosas bien. -Le dije-
Y empecé a desnudarme. Hace años que voy al gimnasio con lo que de cuerpo estoy muy bien. Marcos estaba realmente bueno, se desnudó en un periquete con lo que pude ver una buena polla, no tan grande como la mía, pero más que suficiente.
Empezamos a besarnos como locos, sabía que me lo iba a follar, con lo que estaba muy excitado. Marcos me empujó al sofá, y tras agacharse un ponerse de rodillas empezó a mamar mi polla. Lo hacía muy bien, sabía cómo excitarme...arriba...abajo...arriba...abajo...¡qué gusto!.
Tras varios minutos mamándomela y cuando estaba a punto de correrme, se levantó y empezó a besarme metiéndome su lengua en mi boca. Se dio la vuelta y se sentó encima mío para que la metiera. Así lo hice. Entró como si nada en ese increíble culo, liso, sin pelos. Empezó a gemir como un loco, moviéndose perfectamente, y tragando una y otra vez mi excitadísima polla.
Yo lo cogía por la cadera, disfrutando de aquel culo y de todo ese cuerpo que estaba encima mío. Mientras lo follaba iba poco a poco pajeándole para que después de follarlo, me follara a mí.
Pocos minutos después no pude más y me corrí. Hacía tiempo que no me corría tanto con un tío, pero la follada era más de lo que esperaba. Se levantó y se puso de pie, con su polla tiesa a la altura de mi cara.
Yo estaba en las nubes después de esta corrida, pero sabía que era mi turno. Me tragué prácticamente toda su polla. Era bastante gorda, y sobretodo estaba muy caliente. Me encantaba oírle gemir, y a mí me encantaba chupársela. No quería que se corriera, así que dejé de chupársela y me di la vuelta, poniéndome de rodillas encima del sofá. Quería que me follara.
Marcos se chupó los dedos y empezó a introducírmelos por el culo. Yo empecé a gemir, estaba disfrutando.
En esos momentos se puso encima de mí y poco a poco fue metiéndome su polla en mi culo. ¡Qué gusto! La tenía tan caliente que noté cada movimiento de su polla, que rápidamente se instaló en mi culo. Sus movimientos se acoplaron a los míos, y al unísono nos besábamos y gemíamos de placer. Cada embestida suya era un gemido mutuo de placer. A los pocos minutos, Marcos ya no podía más y derramó toda su leche en mi culo. Estábamos exhaustos y nos tendimos juntos en el sofá. Fueron momentos de caricias, de besos, de tocarnos.
Tanta caricia, cómo no, dio resultado, y a los pocos minutos estábamos los dos con las pollas tiesas. Nos sentamos en el sofá y empezamos a pajeanos mutuamente. Encontré muy excitante pajearle, sobre todo porque noté que le gustaba mucho. Fuimos despacio, con el fin de disfrutar más de la paja, y yo la verdad estaba cada vez más excitado, así que sin mediar palabra dejé de hacerle una paja y fui directo a chupársela. Marcos me imitó al momento y empezamos a hacernos un 69, sin prisas, pero sin pausa. Me encantaba tener su polla, tan caliente, dentro de mi boca.
Pocos minutos después sabía que iba a correrme pues su lengua era demoledora y me hacia sentir cosas que nunca antes había sentido. Y así fue, pocos segundos después, mientras gemía de placer, me corrí en su boca.
Yo ya había acabado, pero él estaba todavía muy excitado. Se sentó en el sofá, mostrándome su polla en su máximo esplendor, a la espera que se la chupara otra vez, pero yo necesitaba más, así que repetí de nuevo (pero a la inversa) la primera follada. Me senté encima de él, y mientras le besaba, introduje poco a poco su polla en mi culo, que aceptó rápidamente esa polla caliente. Fue una follada diferente, porque esta vez, yo era el amo absoluto de todos los movimientos. Y eso le gustó más. Ver su cara en pleno éxtasis, me excitaba todavía más. Mis movimientos, suaves eran continuos, hacia arriba y hacia abajo. Mientras él me tocaba por todo mi cuerpo, conociéndolo, explorándolo, y de paso...excitándome más.
Cada vez fui más rápido, y su polla entrando más fácilmente en mi culo, hasta que plenos de placer se volvió a correr dentro de mí. Esto ya era demasiado para los dos, que nos tumbamos de nuevo en el sofá, durmiéndonos plácidamente en el sofá.
Ya eran más de las 11 de la noche y sabíamos que al día siguiente había que volver a trabajar. Por suerte sabíamos que habría otros fines de semana "duros" de trabajo.
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