Ahora que el matrimonio gay es legal en California incluso para aquellos no residen allí y luego de que Massachusetts decidiera extender su política matrimonial a quienes no vivan en el estado, la paternidad dentro del matrimonio es ahora una opción realista para todos los gays y lesbianas de los Estados Unidos, incluso si su estado de residencia no reconoce su estado civil.
Las clínicas de fertilidad y los programas de alquiler de vientres reportan un creciente interés de parte de los hombres gays en estos procedimientos, mientras que las parejas que ya tienen hijos se encuentran contrayendo matrimonio para ofrecerles mayor seguridad a sus niños.
Para las parejas lesbianas, la maternidad biológica es una posibilidad bastante más viable que para las parejas de hombres gays, ya que no se necesita alquilar un vientre y existen varias opciones para lograr un embarazo exitoso sin mayores complicaciones. Es por esta razón que las parejas de lesbianas no corren con el costo de un alquiler de vientre ni con las complicaciones legales que conlleva este procedimiento con las madres sustitutas.
Entre las organizaciones que ofrecen este servicio a los potenciales padres gays se encuentra Fertility Institutes, con sedes en Los Angeles, Las Vegas y México y próximamente planean abrir una sucursal en la ciudad de New York, a pesar de que el estado es uno de los pocos que prohíbe los alquileres de vientres pagos.
"Esto es algo que no sucederá en New York mientras las leyes sigan siendo las mismas", declaró el director de Fertility Institutes, Dr. Jeffrey Steinberg. "Uno no puede traer a la madre sustituta al estado, pero lo que se puede hacer es trasladar al cliente a otro estado que si permita este procedimiento".
Steinberg asegura que las consultas de parte de hombres gays en sus consultorios han aumentado en un 30 por ciento en los últimos seis meses.
"Hay muchas parejas que han estado esperando la legalización del matrimonio gay y que recién ahora han comenzado a aparecer. Definitivamente hemos notado un incremento".
Por ahora, la adopción sigue siendo el método más común para que los hombres gays se puedan convertir en padres, pero Steinberg cree que las cosas están por cambiar.
"La adopción no se está haciendo más fácil, a diferencia de los alquileres de vientres. Rara vez uno escucha historias terribles acerca de las madres sustitutas".
De hecho, existen casos ocasionales de alquileres de vientres que resultan angustiosos, incluyendo demandas legales de parte de las madres sustitutas solicitando la tenencia de los niños y casos en los cuales trillizos o cuatrillizos son concebidos y se genera un debate respecto de si alguno de los fetos debe ser abortado.
Los desafíos de la paternidad gay pueden parecer menos desalentadores en ámbitos más gay friendly como en New York, donde Jeffrey Parsons y Chris Hietikko se encuentran criando a su hijo de 2 años, Henry. Incluso, han mantenido contacto con la madre sustituta del niño, una lesbiana que vive con su propia familia en Oregon.
"Siendo hombres gays, muchas cosas dependen del lugar donde uno vive y de la clase de soporte social con el que uno cuenta para poder ser padres", aseguró Parsons, un profesor de psicología de 41 años de edad.
"Nuestro hijo asistirá a la escuela con otros niños cuyos padres son gays. Tuve una oportunidad de trabajo en las afueras, pero sabía que él sería el único niño con esas características allí".
Parsons, quién ha estado hablando con Hietikko acerca de contraer matrimonio, reconoce ser una rareza entre los hombres gays de su edad. Incluso en su juventud y siendo gay, sabía que iba a ser padre.
Un caso más típico es el de Jeff Littlefield, quien en sus 20 años se había resignado a la idea de tener un hijo algún día.
Littlefield fue criado como mormón en el conservador estado de Utah. En esa cultura orientada hacia la familia, se sentía mal de no poder proveer de un nieto a su madre.
Cuando él y su pareja tuvieron a su hija, se apuraron en mostrársela a la madre de Littlefield, quien murió a los pocos días de conocer a su nieta. El nombre de la niña, Carrigan, fue puesto en honor a su abuela.
"Mi madre tuvo la oportunidad de cargar a su nieta", contó Littlefield. "Fue algo mágico".
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