sábado, 17 de octubre de 2009
Dogging: El sexo en lugares públicos
Un gran parque, la playa, el estacionamiento del centro comercial, un bosque… Éstos y otros lugares son los preferidos de quienes gustan de tener sexo en lugares semipúblicos, con el placer de sentirse observados por alguien más.
Redacción Anodis
El término dogging es un eufemismo británico para referirse a la actividad sexual que se realiza en un lugar semipúblico. La ubicación de dicho lugar es crucial para esta actividad.
Generalmente se trata de lugares apartados del mundanal ruido. Puede tratarse de un bosque, de un gran parque, de unas dunas, de la playa... sitios a los que habitualmente se accede más bien en coche.
Con frecuencia se encuentran presentes —tan sólo mirando o participando activamente— más de dos personas. De hecho, puede tornarse en una situación de sexo grupal. La práctica del dogging en algunas ocasiones se traduce al castellano como “cancaneo”. Y alienta —directa e indirectamente— la práctica del exhibicionismo y del voyeurismo.
El número de participantes en un momento dado puede ser elevado, dependiendo de la ciudad, el día, el momento... En ocasiones todo parece transcurrir tan lentamente que no se llegan a formar grupos extensos.
Un aspecto curioso de los encuentros de dogging es que a menudo se convocan a través de internet y de un momento a otro. Las personas no suelen conocerse con anterioridad.
Hay una tendencia en cuanto a los días, horas y lugares donde se realiza la práctica. Existen puntos geográficos que a menudo se convierten en el escenario sexual elegido por sus practicantes.
Originalmente, el término dogging se usaba para referirse a aquella actividad en la que alguien espiaba a parejas que se encontraban realizando actividades sexuales en el coche o en algún otro lugar público. Es decir, el término se empleaba para referirse concretamente a una conducta voyeurista.
Recordemos que una parte esencial del voyeurismo tradicional es la excitación que les supone mirar prácticas sexuales sin ser vistos. En el dogging las personas miran y se exhiben abiertamente.
En ese sentido se puede considerar una extensión de la práctica del swinging o intercambio de parejas, la cual se realiza en público.
En un principio esta nueva variante del dogging surgió en Gran Bretaña. No obstante, en la actualidad hay evidencia de su práctica en muchos países más, como pueden ser: EUA, Canadá, Francia, Irlanda, Australia, Brasil, Holanda, Noruega, Polonia... En España esta práctica está cobrando cada vez más auge, quizás debido al carácter gregario de los españoles.
Como hemos aclarado al escribir sobre el exhibicionismo y el voyeurismo, la práctica del dogging en muchos lugares representa un delito. En algunas sociedades la ley es más estricta al respecto, y en otras es bastante más laxa. En España hay ciudades, como Benidorm, en donde se han realizado muchos vídeos clandestinos de parejas practicando dogging y que es posible encontrar en internet. Hay portales y foros que se especializan en mostrar este tipo de vídeos.
La legislación en el Reino Unido es muy curiosa en este respecto. Estipula que si todos los participantes en la escena de dogging son adultos, están ahí voluntariamente, y no pasa por ahí ninguna persona ajena a la práctica, entonces no existe delito. Queda claro que esto no ofrece ninguna garantía a los practicantes.
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